GASTRONOMÍA
BBQ coreano, una experiencia para compartir
Una visita a Corea del Sur debe incluir, sí o sí, una parada en un restaurante de este estilo, con braseros en las mesas y, en torno a ellos, pequeños cuencos con guarniciones para acompañar la carne de res o cerdo.
¿Amante del entretenimiento coreano? Pues, seguro que alguna vez has visto esta escena: un grupo de amigos en un restaurante, departiendo en torno a una mesa en cuyo centro hay una pequeña parrilla para cocinar carne.
Una visita a Corea del Sur debe incluir, sí o sí, una parada en un restaurante de este estilo. Así lo entendieron comunicadores y creadores de contenido latinoamericanos que estuvieron recientemente en ese país para cubrir el Galaxy Unpacked de Samsung, y a quienes el deseo por probar una auténtica experiencia gastronómica coreana los llevó a un pequeño local de Insadong (Seúl), zona en la que, a propósito, hay tiendas, puestos de souvenires y, por supuesto, restaurantes.
Al atravesar el umbral, todo lucía como se esperaba. En las mesas había braseros empotrados y, en torno a ellos, pequeños cuencos con diversas guarniciones e instrumentos como pinzas y tijeras de cocina. En este punto, para el extranjero, comienza la diversión. Algunos ingredientes los reconocerás al instante (aquí y en Corea, el tomate es tomate, el ajo es ajo y la lechuga es lechuga, ¿cierto?), pero otros podrían poner a prueba tu paladar, en especial si visitas este tipo de establecimiento por primera vez y no te haces acompañar de un coreano o no tienes, al menos, la suerte de sentarse próximo a un grupo de locales para poner en práctica el refrán que reza: “Donde fueres, haz como vieres”.
“¿Qué es esa salsa roja?” “¿Será esto un puré?” “¿Son estas rebanadas de hongos?” “¿Es esto una especie de ensaladilla rusa?” “¿En qué momento añado la sal?” “¿Estará picante el kimchi?”. Estas y otras preguntas, que para los entendidos parecerían básicas, asaltan al neófito, como le ocurrió a los latinoamericanos mientras esperaban, entre bromas, la primera orden de carne que cocinarían por sí mismos en la parrilla (primero unos cortes de res; más tarde pedirían también de cerdo).
¿Qué hacer en este caso? Podrías, como hicieron estos turistas en Insadong, conformarte con probar y combinar los ingredientes a tu gusto. O podrías, como hicieran miembros del mismo grupo en un local de Busan, al sur del país, pedir y recibir orientación de una forma rudimentaria pero efectiva: por medio de señas.
Sí, con unas cuantas señas entenderás el procedimiento básico para degustar la carne a la parrilla, que va, más o menos, como sigue: tomas una hoja de lechuga y, como si de un taco se tratara, colocas sobre ella un poco salsa picante, otro tanto de ensalada de cebollino, un trozo de carne a la parrilla, algo de kimchi (la tradicional preparación coreana a base de hortalizas fermentadas) y ¡a comer!
¿El resultado? Delicioso.
Para completar la experiencia hay que aprovechar y ordenar alguna otra especialidad coreana. En Seúl, los comensales se inclinaron por un ramyeon, que resultó bastante similar a los que expenden los supermercados de este lado del mundo. En Busan, el almuerzo cerró con naengmyeon, una sopa de fideos que te sorprende cuando la pruebas porque se sirve ¡bien fría!, un verdadero refrigerio en medio de las altas temperaturas veraniegas.