Diez palabras esenciales del vocabulario del amor
Abundancia, espejos, seguridad, conectar, transformación, descanso y perfección, son algunas de las palabras significativas para entender el amor, que una psicóloga toma como referencia para desentrañar las complejidades e incertidumbres de ese poderoso sentimiento que nos hace gozar y sufrir por igual.

Imagen representativa de la palabra amor (en inglés), con fondo de letras y símbolos.
Abundancia, espejos, seguridad, conectar, transformación, descanso y perfección, son algunas de las palabras significativas para entender el amor, que una psicóloga toma como referencia para desentrañar las complejidades e incertidumbres de ese poderoso sentimiento que nos hace gozar y sufrir por igual.
“Cuando estaba a punto de cumplir cuarenta y dos años se me volvió a romper el corazón. Esta vez, a diferencia de las anteriores, fue un dolor punzante, acompañado de serenidad. Este matiz nuevo fue la clave para descolocarme profundamente”, recuerda la psicóloga, psicoterapeuta y escritora Elisenda Pascual Martí (https://elisendapascualmarti.com).
“La perplejidad dio lugar a la pausa y a la reflexión. La prisa se transformó en paciencia y me permití desplomarme para renacer. Sabía que estaba ante un portal a lo nuevo. Tenía la oportunidad de deshacer nudos y tirar del hilo con más suavidad”, rememora esta especialista en apego y patrones familiares.
Con su corazón dolido, Pascual escribió sobre el amor, sobre el camino más corto para dejar de sufrir; sobre las preguntas esenciales que surgen en ese proceso de duelo; sobre cómo sobrevivir ante las carencias y las ausencias y sobre cómo manejar sus heridas para que no dolieran tanto.
Escribir la ayudó a atravesar ese portal a lo nuevo, a indagar en lo que esperaba ser desvelado al otro lado, según confiesa.
El resultado de esa escritura es el libro ‘Amor de piel adentro’, donde ofrece claves para transformar nuestra vinculación con el concepto del amor, mirando nuestro camino con el anhelo de aprender, respetando todas y cada una de las personas que hemos sido a cada paso y descubriendo cuál es nuestro principal obstáculo para ser protagonistas de nuestra propia vida.
Esta psicóloga estructuró su libro tomando como referencia una treintena de palabras con un “fondo abierto y metafórico, que despiertan la curiosidad de nuestra parte infantil, estimulan nuestro imaginario y abren la posibilidad de construir una narrativa distinta”.
Son palabras que nos ayudan a recuperar la memoria, de quiénes éramos cuando nos estábamos construyendo como personas, en una etapa infantil en la que están ancladas buena gran parte de las decisiones, actitudes, conductas y hábitos de nuestra actual vida adulta y también el poder de transformarla, según explica.
Palabras que funcionan como “una ventana, una puerta, una escotilla, a través de la cual las personas pueden mirar su historia personal, reprocesar una versión antigua de sí mismas y explicársela de modo distinto, que nos ayude y acompañe para conquistar la vida que queremos tener”, añade.
Pascual enumera y comenta a continuación algunas de esas ‘palabras ventana’ que nos ayudan a mirar y mirarnos con ojos nuevos y desde un lugar que nos da seguridad, y nos acompañan para atrevernos a probar cosas nuevas en la vida y en el amor.
INFANCIA.
“El concepto y la imagen que tenemos de nosotr@s mism@s se construyen sobre los registros afectivos primarios. Si me amaron, la semilla del Amor estará disponible en mí. Si no lo supieron hacer, creeré que no lo merezco. En la adultez, atraeremos a personas que encajen en aquellos patrones y perpetúen nuestra narrativa interna sobre el Amor”, señala Pascual.
PERFECCIÓN.
“La autoexigencia es un camino de nunca acabar, sin descansos y en constante estado de alerta. Perpetúa la creencia de que nunca seremos suficiente. La perfección es un concepto totalmente desconectado de la realidad orgánica y analógica que habitamos y a la que llamamos Vida”, señala Pascual.
MIEDO.
“Aprender a gestionar el miedo es lidiar con el cuestionamiento constante de si ‘las mariposas en el estómago’ son un mensaje de parar o de saltar. Lidiar con esta danza de polos es el desafío que el día a día nos coloca en el camino. No hace falta salir a buscar retos. El vivir lo es a cada instante. Las encrucijadas nos esperan en cada recoveco del destino”, puntualiza.
MENTIRAS.
“Nos engañamos cuando seguimos soñando que el descanso está fuera, o depende de otras personas, de alguien que venga a socorrernos y a colmarnos. Obviamos que ahora ya somos adult@s y merecemos liderar la transformación de nuestros patrones internos”, apunta esta especialista.
ESPEJOS.
“Verse en el otro solo es posible si nos desnudamos de resistencias. No todas, de algunas. Las suficientes como para dejar que el aroma del Amor y de la vulnerabilidad hagan su magia”, destaca la autora.
TRANSFORMACIÓN.
“La transformación es crecer de dentro hacia fuera, dándonos el tiempo y el espacio para apagar el ruido externo y sintonizarnos con lo que pide brotar. Es responsabilizarnos de nuestras propias fronteras, comprender que merecemos espacios de respeto y de seguridad. Debemos seguir atent@s a nuestra narrativa interna: a nuestras repeticiones y reacciones”, recomienda.
CONECTAR.
“Conectar está en la base de nuestra naturaleza esencial. La sanación llega cuando elegimos entrar en el vínculo desde el merecimiento profundo. No desde la resistencia acorazada fruto del miedo, ni tampoco desde la apertura ‘naíf’ de exponerse sin límites. Es buscar el sano equilibrio entre el dar y el tomar”, reflexiona.
ABUNDANCIA.
“Vivir desde la abundancia es estar abiert@s a que la Vida nos mueva, nos sacuda y nos agite”, según Pascual. “Es sabernos capaces de sostener lo que hay fuera sin la necesidad constante de construir fortalezas en las que escondernos. Es decir, que sí a la experiencia. Recibir”, añade.
DESCANSO.
“En el camino de la salud mental existe una meta clara: el descanso que ofrece sabernos segur@s y aceptad@s. Comprendemos que nuestra narrativa interna solo es una esencia temporal transformable en función de nuestro enfoque. Nos damos permiso para habitar la vivencia, abrir el corazón, aceptar que nunca llegaremos a comprendernos absolutamente porque somos mutables y cambiables por naturaleza”, señala .
SEGURIDAD.
“Un vínculo es seguro cuando lo tenemos con personas que detectan el malestar y lo acompañan con su propia regulación (cuerpo, emociones y mente); son capaces de amplificar nuestras emociones agradables y amortiguar las desagradables; hacen el mundo previsible para que podamos confiar; y nos sostienen en nuestra frustración, sin salvarnos, complacernos constantemente o criticarnos por lo que sentimos”, concluye Pascual.