Autoestima y autocuidado, dos pilares para una vida equilibrada
La correcta valoración propia ayuda a desarrollar la resiliencia emocional y, desde esa mirada, compartir en plenitud con los demás.
Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo, nunca más que a ti mismo. A la frase bíblica, con su coletilla, se le echa mano muy frecuentemente cuando hablamos de la necesidad de cada uno amarse y cuidarse, sobre todo aquellos que se dedican a cuidar a los demás o que se desviven por complacer, aunque signifique aniquilar sus deseos, intereses, su propio bienestar, su autenticidad, desdoblarse, partirse y a veces hasta perder la dignidad.
Amar a otros, el servicio y ayudar son cualidades muy loables en el justo equilibrio; de lo contrario, la fuente también se agota. Cada uno piensa en sí mismo, poco le importa cómo te afecta y puede tomar tu alma si lo permites.
El amor propio es un ingrediente esencial de una vida plena. Se refiere al acto de reconocer nuestro propio valor y fomentar una relación positiva con nosotros mismos.
A veces somos nuestros propios enemigos ocultos: inclementes con nuestros desaciertos y, si prestamos atención a los diálogos internos, usualmente inconscientes, podríamos detectar las creencias pobres y humillantes al expresamos en primera persona. Se declararán palabras que echan por el suelo las propias capacidades, afirmaciones como ¡“Yo soy tonto (a)”, “Yo soy un perdedor”, “Yo no sirvo para nada”, “Nunca me sale bien tal o cual cosa”, “Siempre elijo mal” o “No pego una”, que lastiman tu “yo”.
Cómo cambiar el diálogo interno negativo
Un diálogo interno negativo genera una tendencia a sentirnos incompetentes, ansiosos y deprimidos. ¿Cómo podemos transformar esos diálogos negativos? ¿Qué podemos hacer para que nuestra mente sea nuestra aliada y no una traidora? Lo primero es ser conscientes de esas costumbres perniciosas que nos lastiman y anulan.
Existen herramientas prácticas que ayudan a crear nuevos hábitos. La meditación plena, aunada a promover el hábito de declarar afirmaciones positivas que reconozcan nuestras fortalezas y dones, son algunas de las más eficaces para un empoderamiento y fortalecimiento de la autoestima.
Pasa inventario y hazte preguntas esenciales: ¿Qué tan bueno eres contigo? ¿Cómo agredes tu cuerpo físico con alimentación inadecuada? ¿Cómo consientes que otros tomen acciones que te dañan emocionalmente? ¿Qué tanto permites que otras personas jueguen con tus sentimientos y les confieres la responsabilidad de tus alegrías? ¿Resultan buena compañía para ti las personas que eliges cerca? ¿Suman a tu bienestar o te lastiman con su accionar, ira, desidia, engreimiento? ¿Permaneces en relaciones que te dañan apostando a que lograrás cambiarlas?
Comprender el concepto de amor propio es crucial, ya que ayuda a las personas a desarrollar la resiliencia emocional encontrando dentro de sí la fuente de amor y gozo, y, desde esa mirada, compartir en plenitud con los demás.
Es fundamental priorizar actividades de autocuidado que promuevan la relajación y el alivio del estrés, como el ejercicio, la meditación y pasar tiempo de calidad con los seres queridos.
Jamás delegues en otra persona tu responsabilidad de ser feliz. Es insano comprometer a otras personas para saciar las ansias de amar y ser amado o de compañía. Siempre funciona la fórmula ganar – ganar.