Año nuevo judío
Rosh Hashaná, Año Mundi 5783
Este 2023, comenzará al atardecer del 15 de septiembre y finalizará al anochecer del 17 de septiembre.
Rosh Hashaná es una festividad judía que marca el comienzo del año nuevo judío. Esta celebración es una de las más relevantes en el calendario judío que es unisolar. Se conmemora el aniversario de la creación del mundo, y era la fecha en que comenzaba la cuenta de los años de haber entrado a la Tierra Prometida, los años sabáticos (los hebreos se descansaban el séptimo año de la cosecha con el fin de que la tierra se recuperara sin cultivos ni trabajo luego de haberse servido de ella por seis años seguidos), cada 50 años, eran los jubileos (expiraban las deudas y esclavos quedaban en libertad).
Un año hebreo comprende las cuatro estaciones del año, con sus doce lunas, cada luna nueva comienza un mes, hay años que contienen trece lunas nuevas. El año que tiene 13 lunas le llaman "año preñado”. La festividad tiene una duración de dos días en el mes de Tishrei, generalmente cae en septiembre o en octubre de nuestro calendario gregoriano. Este 2023, comenzará al atardecer del 15 de septiembre y finalizará al anochecer del 17 de septiembre.
Durante Rosh Hashaná, los judíos asisten a servicios religiosos en la sinagoga y planifican su año, reflexionan y recapacitan, defienden que Dios juzga a todos los seres humanos ahora. El sonido del shofar se escucha en la sinagoga, tradicionalmente celebran en familia y comen manzanas sumergidas en miel, entre otros alimentos, augurando un año dulce y próspero.
Plegaria del Rosh Hashaná:
«Que tus brazos abracen y tus besos besen»
Que no confundas tu trabajo con tu vida, ni tampoco el valor de las cosas con su precio.
Que tus despertares te despierten.
Y que, al despertarte, el día que comienza te entusiasme.
Y que jamás se transformen en rutinarios los rayos del sol que se filtran por tu ventana en cada nuevo amanecer.
Y que tengas la lucidez de concentrarte y de rescatar lo mas positivo de cada persona que se cruce en tu camino.
Y que no te olvides de saborear la comida, detenidamente, aunque «solo» se trate de pan y agua.
Y que encuentres algún momento durante el día, aunque sea corto y breve, para elevar tu mirada hacia lo Alto y agradecer, por el milagro de la salud, ese misterio y fantástico equilibrio interno.
Y que logres expresar el amor que sientes por tus seres queridos.
Y que tus brazos, abracen.
Y que tus besos, besen.
Y que los atardeceres te sorprendan, y que nunca dejen de maravillarte.
Y que llegues cansado y satisfecho al anochecer por la tarea satisfactoria realizada durante el día.
Y que tu sueño sea calmo, reparador y sin sobresaltos.
Y que no confundas tu trabajo con tu vida, ni tampoco el valor de las cosas con su precio.
Y que no te creas más que nadie, porque, solo los ignorantes desconocen que no somos más que polvo y ceniza.
Y que no te olvides, ni por un instante, que cada segundo de vida es un regalo, un obsequio, y que, si fuésemos realmente valientes, bailaríamos y cantaríamos de alegría al tomar conciencia de ello.
Como un pequeñísimo homenaje al misterio de la vida que nos acoge, nos abraza y nos bendice.