HISTORIAS DE LA VIDA

Maritza Encarnación Viola: “Ni una lágrima me sacó mi diagnóstico de cáncer”

Cuando a esta mujer de 57 años le dijeron que había células malignas en su seno derecho, se quedó como mismo estaba. La fortaleza se la dio el Señor, y el tener por costumbre hacerse sus chequeos rutinarios todos los años. Hoy sólo le preocupa no disponer de los casi cuatro millones de pesos que necesita para comprar las inyecciones y completar su tratamiento.

Maritza Encarnación Viola

Maritza Encarnación ViolaCortesía de la entrevistada

La protagonista de hoy es amiga de Adelaida, una colaborada que lleva 28 años trabajando en LISTÍN DIARIO. “Martita, quiero hablar contigo”. La forma de decirlo anunciaba que no era para nada alentador. “Claro que sí”, se le respondió. Explicó brevemente lo que tiene su amiga y, en un dos por tres, se cambió la programación de la agenda. “Dile que venga mañana a las 10:00”. Así lo hizo, y con alegría Maritza Encarnación Viola llegó a la Redacción de este medio.

Su rostro no evidencia para nada que es una mujer que está batallando con la monstruosa enfermedad del cáncer, y mucho menos, que su sanación depende de 14 inyecciones que cuestan 300,000 pesos cada una. Ya tiene puesta la primera dosis. La próxima le toca el viernes 25 y no ha podido juntar el monto requerido.

No le ha sido posible acceder a los tres millones 900 mil pesos, por dos razones: una, porque vive de un empleo, y la otra, porque ya agotó el saldo que tenía en su seguro médico. “Todo esto además de lo que hay que buscar para pagar diferencias y lo que conlleva sustentar una enfermedad como esta”. Sabe que no es fácil hacerle frente al cáncer, pero no se lamenta. Su energía la invierte en tocar puertas, en dar a conocer su necesidad de ayuda, por una simple razón, quiere vivir para seguir ayudando y cuidando a su hija de 19 años, quien recién ha comenzado la universidad.

El diagnóstico

“Yo acostumbro a realizarme mi chequeo todos los años y siempre todo ha estado bien. De hecho, he sido una mujer que siempre ha ondeado la bandera de la salud, porque nunca me enfermo. Pero ese día, la doctora me dijo que algo no andaba bien, ella misma me llevó adonde un colega oncólogo y le dijo que me atendiera. Me hicieron todo lo que correspondía y, en efecto, era lo que se temía, pero ni una lágrima me sacó mi diagnóstico de cáncer. Sólo pregunté: ¿tiene solución? Me dijeron que sí y me dispuse a recuperar mi salud”. Lo dice con firmeza, pero al hacerlo, sí se le aguaron sus ojos.

Pocos minutos bastaron para notar que esa reacción no era de tristeza, sino de entereza, de orgullo: “porque fue gracias a mi conciencia de ir todos los años a chequearme que pudieron detectar a tiempo esas células malignas. Eso permitió que de una vez se trabajara en mi salud”. Muestra su satisfacción por ser una persona responsable.

Maritza recuerda que fue en febrero de este año 2023 cuando le dieron la desalentadora noticia. Pero ya en el mes de marzo estaba entrando a un quirófano para someterse a la mastectomía (cirugía para extirpar el seno por completo). “Esto fue posible porque me lo descubrieron temprano y esas células no habían dañado ningún otro órgano y porque Dios siempre ja estado conmigo”. Es una mujer de fe.

Para esta mujer de 57 años, lo importante de la vida es ver su lado positivo y concentrarse en lo que se busca. Y bien que pone en práctica lo que dice. A su pelo que está naciendo no lo ve como el recuerdo amargo de una quimioterapia, sino como un nuevo ‘look’ que la vida le regaló.

La fe la mantiene firme

La sonrisa amplia que Maritza Encarnación Viola exhibió en LISTÍN DIARIO y lleva a todas partes, puede continuar irradiando alegría si usted hace su aporte en este número de cuenta: 131649509, de Banreservas, y le ayuda a conseguir los casi cuatro millones de pesos que necesita para estar libre del cáncer de mama que le diagnosticaron en febrero de este año. Si desea tener un contacto más directo con ella y llenarse de ese optimismo que la acompaña, también la puede llamar al 809-601-1721.

Con la salud no se juega, dice la persona que, gracias a sus chequeos rutinarios, pudo acceder a un tratamiento efectivo para tratar el cáncer de mama.

Con la salud no se juega, dice la persona que, gracias a sus chequeos rutinarios, pudo acceder a un tratamiento efectivo para tratar el cáncer de mama.Cortesía de la entrevistada

Con grandes o pequeños aportes su historia puede dar otro giro y, en vez de estar hoy necesitando ayuda, puede que esté socorriendo a otras personas que la necesiten. El dato se ofrece por las dotes de solidaridad y la fe que mostró durante la entrevista. Ella pertenece a la comunidad ‘Jesús en ti Confío’, de la Santísima Trinidad, y así de confiada está.

Precisamente por ser una persona liviana y de esas que "sirven hasta para remedio" es que la primera dosis de sus inyecciones, pudo comprarla gracias al aporte que le hizo la Fundación Amigos del Teatro Nacional. “Ellos me la compraron y me han estimulado a que no desmaye, a que siga adelante…”. También la han motivado a que toque puertas para que consiga el dinero que le ha puesto precio a su vida.

De paso, dejó saber que la relación que tiene con los miembros de esa fundación, es porque lleva 18 años trabajando en el Departamento de Contabilidad del Teatro Nacional. Allí y dondequiera que ha estado, ha conocido a muchas personas y ha entablado amistad con gente que le ha extendido la mano. “Bueno, te puedo decir que subí la información de mi caso y me han ido depositando en la cuenta, pero yo sé que es mucho dinero y por eso, hasta a las instituciones que he recurrido, les solicito tres dosis, cuatro, y así, para no cargarlas tanto”. Al parecer Maritza no tiene noción de que en este país hay, no entidades, sino hasta personas que pueden cubrir por completo su tratamiento sin que se le afecten sus bolsillos.

Importancia de la salud

Para la dueña de esta historia, es de suma importancia, no preocuparse, sino ocuparse de la salud. “Si yo no tuviera 15 años yendo siempre a principio de año a realizarme mi mamografía, hoy las cosas podrían ser distintas, pero por la gracia de Dios, estoy aquí y estoy confiada en que conseguiré los recursos para ponerme mis inyecciones y recuperar mi salud”. Lo dice con propiedad.

Se le pregunto si tiene antecedentes de familiares con cáncer, y la respuesta, aunque usted lo crea, fue un no acompañado de risas. “Yo soy la primera, mis parientes que han fallecido, ha sido por embolia cerebral, y a mí me tocó bregar con esto. Yo se lo dije desde el principio a mis hermanas, que eso no me iba a derrumbar, y aquí estoy luchando y voy a vencer”. Da gusto escucharla hablar y ver los gestos de triunfo que hace con sus manos.

Maritza Encarnación Viola quiere vivir para seguir ayudando y cuidando a su hija de 19 años.

Maritza Encarnación Viola quiere vivir para seguir ayudando y cuidando a su hija de 19 años.Cortesía de la entrevistada

La gente se descuida mucho con su salud, y eso a Maritza le atormenta. “Porque si eso es a mí que me mantengo yendo al médico a prevenir, que tengo 30 años caminando diario, y me cuido bastante, imagínese a quienes no se apuran por su bienestar”. Lo comenta y a seguidas envía un mensaje a las personas para que sean más celosas con su salud, a que se realicen sus chequeos de rutina “porque todo a tiempo tiene remedio”, reitera.

Estudios y formación

Esta mujer que viene de Las Matas de Farfán tiene dos carreras. Estudió Ciencias Secretarias, en la O&M cuando vino a la capital a los 18 años, y luego se graduó de contadora, en Utesa. Luce inteligente, y por lo que cuenta, su única hija le sigue los pasos. “Ella es una estudiante de ‘Excelencia Académica’. Cursa el segundo trimestre en Intec, de Cinematografía. Gracias a Dios lo hace con una beca, porque ahora mismo no podría yo pagarle su universidad”. Hablar de este tema le despierta emociones encontradas y sus ojos brillosos lo dicen. Siente orgullo y al mismo tiempo, le da tristeza no poder estar en plena salud para conducir y apoyar a su niña en esta nueva etapa.