COSAS DE DIOS

No ha sido escuchada

Admito mi desconcierto porque, mientras el número de muertos y contagiados aumenta, relajamos las medidas para enfrentar la pandemia. De modo que suplico a Dios para que las autoridades sepan lo que hacen y, como no solo de pan y de hacer músculos vive el hombre, trato de entender por qué las iglesias tienen limitadas sus actividades, a tres días, y los restaurantes y gimnasios no. ¿En las iglesias hay mayor riesgo? Vamos a hacer un análisis, empecemos por los restaurantes.

Restaurantes En estos lugares, el contacto a través de la saliva es una posibilidad real, pues, para comer, los clientes no utilizan mascarilla. Otras fuentes de contagio pueden ser vasos, tenedores, platos, comida, bebidas, sillas, mesas, servilletas de tela, la bandeja de la cuenta, la puerta del baño, el sanitario, el lavamanos y, finalmente, el aire, muchos restaurantes son lugares cerrados, sin ventilación exterior. Seguimos. Cuando un grupo de clientes termina, debemos rezar para que el restaurante tenga a alguien que limpie la mesa de inmediato, bien y con el producto correcto para eliminar el virus.

Gimnasios Y en los gimnasios es más complicado. Son sitios, de ordinario, cerrados. Sudamos y dejamos caer saliva, al esforzarnos, sobre las máquinas y las tocamos en distintos puntos: para encenderlas, graduarlas y ponernos de pie o estirarnos. Me pregunto si cada vez que un cliente se retire de una caminadora o deje una pesa, un empleado va a limpiarla antes que la utilice el siguiente o eso se dejará en manos de los usuarios, si es así, conlleva un riesgo.

Las iglesias La posibilidad de contagio en los templos católicos, por ejemplo, está presente en bancos, al comulgar, el abrazo de la paz, el aire, en los que usan aire acondicionado, las puertas y micrófonos. Las medidas vigentes incluyen toma de temperatura y ofrecer manitas limpias al entrar; mantener las puertas abiertas, para no tocar las cerraduras y que circule el aire; uso de mascarilla obligatorio y permanente, salvo al instante de comulgar, que se hace en la mano; bancos marcados, solo familiares se sientan juntas; colecta a distancia; no hay abrazo de paz y los bancos se limpian después de cada Eucaristía, porque, contrario a un restaurante, donde una mesa cambia muchas veces de cliente en un día, las parroquias celebran una y dos misas diarias, salvo los domingos.

Se quejaron Y me pregunto, otra vez, porqué los restaurantes y gimnasios pueden abrir siempre y la iglesia no. Sabemos que los dueños de restaurantes y gimnasios fueron a hablar con el gobierno, y los escucharon. La iglesia, o no ha sido invitada o no ha sido recibida, una de dos y, por supuesto, no ha sido escuchada.

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