Amar, una cuestión de valientes
Conocida por su faceta de psicóloga y conferenciante especializada en relaciones tóxicas y experta en autoestima, dependencia emocional y conflictos de pareja, Silvia Congost tiene un gran éxito en su trabajo que se caracteriza por conseguir generar cambios que la persona necesita en menos de diez sesiones.
También aborda con igual sensibilidad y desde su otra faceta, la poesía, las relaciones de las personas consigo mismas, con los demás y con el mundo, así como otras grandes experiencias que conmueven la mente y las emociones humanas como el amor y el desamor, la soledad y la amistad, la tristeza y la alegría.
En una entrevista con Efe, Congost (www.silviacongost.com) habla sobre el amor, una de las vivencias por la que más personas acuden a su consulta y que más le motiva e inspira para escribir sus poemas, “no solo por los testimonios que me trasladan mis pacientes, sino por mi propia experiencia de haber sufrido una relación de dependencia emocional”, indica.
-- En su nuevo libro de poemas ‘La voz de mis alas’, destaca que “solo los valientes son capaces de amar” ¿A qué se refiere?.
-- Cuando te atreves a amar sabes (o no) que te expones a sufrir si ese amor acaba, ya que generamos un apego con la persona amada que generalmente nos lleva a proyectar un futuro en común, a conectar con una sensación de seguridad a su lado. Sentimos que no vamos a perderle, que eso que sentimos nunca va a cambiar y que la relación no acabará nunca. Y, si ocurre, nos duele.
Además, cuando amas, te muestras tal y como eres tú, sin máscaras ni atuendos para esconderte tras ellos. Y eso conlleva mostrarte vulnerable, con tus miedos y heridas, con tus anhelos y sueños. Cuando haces eso, te expones a que puedan hacerte daño…De ahí lo de valientes… .
-- Señala en su libro que todos tenemos “unas alas que cuentan nuestra historia y, a menudo, tienen cicatrices, pero nunca olvidan que su cometido es volar. ¿Cómo describiría el amor ‘con las alas’ de la poesía, es decir como poeta…?.
-- El amor es lo que activa nuestras emociones, lo que nos empuja, nos mueve, nos ilusiona y, cuando falta, también es lo que más nos hace sufrir.
Y el desamor es lo que más despierta nuestra capacidad y nuestra necesidad de escribir poesía, de bucear por nuestro interior y sacar aquello que sentimos de forma bonita, sensible e inspiradora.
--¿Cómo describiría ese sentimiento tan intenso que busca el encuentro y unión con otro ser, con sus ‘alas’ de psicóloga…?.
-- El amor es lo que, como seres humanos, hace que nuestra vida valga la pena y tenga verdadero sentido.
Entenderlo bien es algo que no duele, que aporta bienestar, felicidad, es básico para no sufrir más de la cuenta cuando este amor desaparece o acaba. Algo que también hay que entender que puede ocurrir siempre que nos implicamos emocionalmente con alguien.
--Le proponemos un juego que conecta sus alas poética y psicológica: ¿podría compartir con nosotros una reflexión ‘terapéutica’, para algunos versos elegidos de su libro?: Primero: ¿Sabías que cuando sentimos amor de verdad es al/conectar con momentos de absoluta presencia con el otro?/ (del poema ‘Donde nace el amor…’).
-- Sentimos amor cuando la otra persona se relaciona con nosotros desde la más absoluta bondad y desde la compasión. Cuando muestra, con sus actos y su actitud, que le duele nuestro dolor y que trata de evitarlo haciendo cuanto esté en su mano. Cuando hay amor hay deseo de compartir con la otra persona, pero no por necesidad, sino por el placer de disfrutarnos el uno al otro, sin forzarlo. Estando ahí para el otro.
-- Es un acto de verdadera humildad e inmensa/generosidad. Se trata de olvidarte de ti, de/ dejarte a un lado para centrarte completamente/en el otro. Cuando esto ocurre, la otra persona/te siente de una forma muy especial… (del poema ‘Donde nace el amor…’).
--Muy a menudo estamos aparentemente manteniendo una conversación o escuchando a la otra persona, pero dentro de nuestra cabeza hay una verdadera batalla campal. Estamos pensando en qué vamos a decir, tratamos de ver cómo organizaremos el día siguiente o cómo vamos a resolver un determinado problema. No escuchamos, ni estamos ahí para quien nos acompaña.
Ser capaces de dejar todo nuestro mundo interior a un lado, siempre hace que la otra persona nos perciba mucho más presentes y entregados.
--¿Qué sucede cuando, de repente, ese alguien se/convierte en tu centro, en tu ilusión, en tu deseo, en tu/compañía, en tu soñado futuro y en tu mayor pasión?/ (del poema ‘Sin miedo a perder’).
-- Cuando te enamoras, de repente esa persona se convierte en el centro de tu vida. Todo se vincula a él/ella y todo lo quieres con él/ella. El enamoramiento implica obsesión, foco, deseo y necesidad.
Está bien disfrutar de esta etapa, pero tratando siempre de mantener la cordura y el equilibrio y recordando que no sabemos con quién estamos ni si encajamos de verdad, hasta que no ha pasado un tiempo determinado.
--Solo cuando sepas quién eres y hacia dónde vas,/podrás decidir quién quieres que te acompañe./ (del poema ‘Aprendiendo a amar(te)’).
--Antes de elegir con quién quieres tener una relación de pareja e implicarte emocionalmente, debes haber hecho un proceso de crecimiento que te permita conocerte bien a ti mismo, saber cuáles son tus valores, tus sueños y tus miedos.
Entonces deberás decidir hacia dónde quieres dirigirte, qué es lo que quieres vivir, aquello por lo que quieres apostar, que te mueve de verdad… Y cuando tengas esto claro, estarás listo para decidir cuál es el perfil más adecuado y qué te aportará más bienestar y equilibrio para que te acompañe en este camino.
--Cuando el amor es de verdad, todo es más fácil/(nunca más difícil), todo es crecimiento (nunca/destrucción), todo te sana (nunca te hiere)/. (del poema ‘Aprendiendo a amar(te)’).
--Demasiado a menudo acabamos normalizando muchas situaciones que son totalmente tóxicas y confundiéndolas con el amor. Creemos que el amor es eso y no es así. Para nada.
El amor, cuando está siempre, es sano y hace que nuestra vida mejore. Cuando una relación nos lleva a sufrir, a dejar de ser nosotros mismos o a tener que esforzarnos para hacer que aquello funcione, es que no es amor.