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Ética y Tecnología

El fotoperiodismo frente a la inteligencia artificial

Con la IA se abre un abanico de tentaciones para manipular la noticia; la cobertura de eventos a los que el periodista nunca asistió, implicación de figuras de la farándula, del jet set internacional o de la política, con el fin de difamarlas o chantajearlas.

“The Raid” de Frank Hurley, 1917

“The Raid” de Frank Hurley, 1917

En un debate con mis alumnos de Fotoperiodismo de INTEC, llamó mi atención que el objeto de mayor preocupación entre ellos respecto al tema de la Inteligencia Artificial (IA) fuese la vulnerabilidad de su dignidad personal frente a posibles manipulaciones o suplantación de su identidad.

Entre mis contactos digitales se expresa una preocupación distinta; una visión un tanto apocalíptica, sobre la posibilidad del sometimiento de la humanidad por parte de las máquinas, angustia que yo relaciono con las amenazas a la libertad, encarnadas por el auge de las neo dictaduras en países de varios continentes y el tratamiento cinematográfico del tema desde “2001 una odisea espacial” de Stanley Kubrik, pasando por “Yo robot”, hasta “Terminator” de James Cameron.

El fotógrafo Boris Eldagsen

El fotógrafo Boris Eldagsen

En 1917 en las postrimerías de la primera guerra mundial, el fotógrafo de guerra australiano Frank Hurley produjo la célebre “The Raid” que pretendía mostrar una “instantánea” cuando en realidad era una fotocomposición o fotomontaje, realizado a partir de 12 negativos diferentes.

El propósito de Hurley era el de trasmitir mejor la experiencia vivida en la guerra, imposible de captar en una sola toma debido al aparatoso instrumental fotográfico de la época, pero fue cuestionado duramente por críticos e historiadores acusado de manipular la realidad, aunque cada una de las fotos de la composición fueran tomadas por Hurley en el frente.

Obra “Dos generaciones” generada mediante IA

Obra “Dos generaciones” generada mediante IA

La fotografía siempre ha cargado el pesado fardo de la mimesis de la realidad, que en el imaginario colectivo es equiparada con la verdad, aunque la fotografía pocas veces pueda reflejar a ninguna de las dos; la alteración del cliché fotográfico por cualquier medio, analógico, digital o generado por IA, siempre será un tema polémico. La fotografía se expresa sobre un soporte bidimensional incapaz de reflejar la tercera dimensión, más que mediante el artificio de la óptica y la iluminación y luego, toda fotografía es un ejercicio de exclusión de lo que no le interesa al fotógrafo incluir en las reducidas dimensiones de su encuadre, ya sea por cultura, prejuicios o ideología. En este sentido, en fotografía, la “realidad” y la “verdad” tienen más que ver con lo que se queda fuera del encuadre que con lo que permanece dentro de él.

Con la IA se abre un abanico de tentaciones para manipular la noticia; la cobertura de eventos a los que el periodista nunca asistió, implicación de figuras de la farándula, del jet set internacional o de la política, con el fin de difamarlas o chantajearlas, la invención de sucesos jamás acaecidos, en resumen: más de lo que ya existe pero potenciado por esta poderosa herramienta que hará más difícil la separación de la paja y el trigo. Sin duda, lo anterior supone un reto para los medios y para los consumidores de noticias

Prueba de ello es el incidente que acaba de ocurrir con el “Sony World Photography Award”, uno de los premios más importantes y respetados en el mundo de la fotografía, rechazado por su ganador en una de sus categorías, el fotógrafo alemán Boris Eldagsen, quien participó deliberadamente con una imagen generada mediante IA para demostrar que “el mundo del arte no está preparado para estos avances tecnológicos” a la vez de comprobar si el concurso tenía medidas para detectar imágenes generadas mediante la técnica denominada “pseudomnesia” que utiliza la IA, y evidentemente no las tenía.

Eldagsen utiliza una “inteligencia muy natural” para enviarnos un alerta sobre la necesidad de una ética del uso de la tecnología en los medios y plataformas digitales, que ofrezca a los lectores las garantías mínimas para prevenirlos en contra del engaño. Esto no es una condena “per se” a los avances tecnológicos, la inteligencia artificial tiene un buen rato inmiscuida en una multiplicidad de actividades de nuestra vida cotidiana. En el campo concreto de la fotografía, está presente en el software por excelencia que utilizamos los fotógrafos para la manipulación digital de nuestras imágenes, mediante acciones para colorear el blanco y negro, para recuperar la falta de nitidez perdida en la toma original, para recuperar el ruido digital sin pérdida del foco y muchas otras que resultaría largo enumerar aquí pero que representan métodos por demás eficaces para la realización de nuestro trabajo.

En términos concretos ¿qué se debe hacer ante la irrupción de esta inquietante tecnología en nuestra vida diaria? ¿Se debe legislar al respecto? ¿A qué nivel se debe hacer? ¿A cuáles mecanismos de verificación pueden recurrir los lectores? Para finalizar y parafraseando al célebre pintor René Magritte, sólo diré que no hay respuestas en mis reflexiones, sólo preguntas.