Testigo del Tiempo

El mundo se prepara para la hambruna

La producción de carne estará especialmente afectada, porque el ganado, los cerdos y los pollos se alimentan con granos ucranianos o de otro origen, producidos con fertilizantes

Producción agrícola. Foto fuente externa.

Producción agrícola. Foto fuente externa.

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J.C. MaloneNew York, Estado Unidos

El cambio climático, la pandemia y la guerra en Ucrania, empujan el mundo a una hambruna sin precedentes.

Varios países respondieron suspendiendo exportaciones para garantizar la alimentación de sus poblaciones. Otros, como España, autorizan el cultivo de terrenos baldíos para garantizar la seguridad alimenticia de su población.

Rusia y Ucrania, los principales suplidores de alimentos y fertilizantes de Europa, suspendieron exportaciones. Los europeos suelen cocinar con aceite de girasol ucraniano, ya no está disponible.

Ucrania exportaba cinco millones de toneladas de productos agrícolas mensualmente por los puertos de Odesa y Nikolaev, hoy están bloqueados.

Más del 30% de la producción agrícola mundial depende de fertilizantes rusos, la suspensión de esas exportaciones ya desató una reacción en cadena.

China, otro gran productor de fertilizantes, casi elimina las exportaciones, todo el mundo está tratando de garantizar el suministro doméstico a precios accesibles.

Indonesia, el principal productor de aceite de palma del mundo, suspendió sus exportaciones, Argentina prohibió exportar carne de res; Turquía, Kirguistán y Kazakstán prohibieron la exportación de alimentos.

La producción de carne estará especialmente afectada, porque el ganado, los cerdos y los pollos se alimentan con granos ucranianos o de otro origen, producidos con fertilizantes.

Consecuencias

Europa se prepara para lidiar con la escasez, y en algunos países la cuestión es deprimente. La asociación de agricultores ingleses aseguró que este año su producción agrícola será un 50% menos que el anterior.

Como los europeos cocinaban con aceite de girasol, exportaban una gran cantidad de aceite de oliva alrededor del mundo. Ahora que no tendrán el de girasol y todo el mundo está prohibiendo exportaciones, de seguro prohibirán la exportación de ese aceite comestible.

España respondió a la creciente escasez declarando de interés público que se cultiven unas 600 mil hectáreas de terrenos baldíos. El gobierno también invertirá unos $167 millones de euros para financiar la siembra de girasol y otros productos.

Como toda crisis envuelve oportunidades, el gobierno español quiere aprovechar la dificultad para “volver a ser el granero de Europa”.

La falta del aceite de girasol y la escasez del aceite de palma tendrán serias consecuencias alrededor del mundo. Al menos el 50% de los productos comestibles de los supermercados contienen aceite de palma, que también es ingrediente primordial en muchos cosméticos.

En Estados Unidos la inflación galopante devora los sueldos. En febrero, los supermercados neoyorquinos vendían tres docenas de huevos por $5.00, la unidad costaba unos siete centavos.

En marzo una docena costaba $3.00 y hoy oscila entre $7.00, cada huevo costaría $0.58, aumentó $0.51 en un mes y, todo el mundo lo sabe, los precios seguirán en aumento.

El futuro

La producción alimenticia mundial se reduce desde hace varios años debido al cambio climático, que produce prolongadas sequías en diferentes regiones del planeta. A la crisis del cambio climático se le sumó la pandemia y sus medidas restrictivas que paralizaron la economía por largo tiempo en Europa, Estados Unidos y otros lugares.

Sobre el cambio climático y la pandemia, llegó la guerra de Ucrania, que forzará a los gobiernos a buscar alternativas para garantizar la alimentación de su población.

La escasez alimentaria, antes de todo esto, es una realidad en Venezuela y gran parte de Centroamérica.

En la medida en que aumenten las prohibiciones a las exportaciones alimenticias, también aumentará la necesidad de promover, financiar y apoyar la agricultura local.

Muchos países imitarán y adaptarán el modelo español, estableciendo reglas sobre el uso de terrenos que no perjudiquen la propiedad, regulen la siembra y garanticen la producción.

No es posible importar alimentos baratos para enriquecer a personas políticamente conectadas, no existen excedentes para exportación, ahora comerá quien trabaje la tierra, siembre y coseche.

Así estamos iniciando el tan cacareado “Nuevo Orden Mundial”.