Sectores diferentes anidan una misma necesidad; el agua
Ángela Ferrera, de Los Jardines; Ramón Santana, del Ensanche Naco; y Yohani Pérez, de Villa Juana, quizás nunca se han visto a las caras por la distancia entre las locaciones en las que residen, sin embargo, les une una necesidad que también afecta a sus vecinos y a otros sectores de la capital; la escasez de agua.
Desde hace meses, cuenta Ángela, el líquido que “duraba la semana entera” en la comunidad de Los Jardines se ha reducido no solo en los días en que llega, también en la intensidad del líquido.
“Es muy débil y no sube a mi casa, entonces yo tengo que salir temprano a llenar”, expresó Ángela quien aseguró que casi todos sus vecinos de la calle Los Jacintos están en la misma situación.
Mientras manipulaba la manguera tendida a lo largo de la acera y la bomba de agua a la que tenía que “tirarle el ojo” para que no se la lleven, la ama de casa se quejaba de que lo que llega es un “chorrito” y dura mucho tiempo para llenar su tinaco y el líquido solo dura tres horas.
Un suspiro de inconformidad también dejó salir Yohani Pérez al ser cuestionada por periodistas del Listín Diario sobre la frecuencia con que recibe el preciado líquido.
“Bueno…”, fue la primera palabra que dijo la propietaria de “FMP Boutique”, una pequeña tienda en Villa Juana.
“Antes el agua no se iba, eso duraba todos los días y toda hora, creo que solo los martes no venia”, externó Yohani.
La emprendedora indicó además que algunos tienen que comprar camiones de agua “a cada rato”, pero que ella trata de aguantarse como puede a que llegue el lunes o viernes, días en que le suministran el servicio.
En el caso de Ramón Santana, que reside desde hace cuatro o cinco años en el Ensanche Naco, “Nunca había visto escasez de agua”.
“¡Eso es verdad! Yo tengo siete años trabajando en una torre y eso nunca se había visto”, exclamó el empleado de seguridad que además señaló que la insuficiencia del agua inició hace como un mes.
“Pero nosotros tenemos un pozo y no lo sentimos tanto”, especificó.
Ramón reconoció que usualmente no se percata de los días que reciben el servicio, pero que sí ha escuchado a su esposa “hablar sola y molesta” por la situación.
Los tres ciudadanos y otros consultados durante un recorrido coincidieron en que a medida que pasa el tiempo, en vez de mejorar los días y horas de servicio, se reducen.