“Anaury caminó durante tres minutos y desapareció…”

A cuatro meses de su desaparición, ninguno de sus familiares ha perdido la fe en encontrarlo para finalmente pasar página a este momento tan amargo. Hasta ahora, no han valido campañas con su rostro.

Anaury Castillo salió de su casa a las 5:00 de la mañana para caminar por la marginal del Kilómetro 15 de Las Américas; una cámara en una estación de gasolina captó su figura mientras se dirigía hacia el este de la capital. Esa fue la última vez que se vio ya que pareciera que la tierra se lo hubiera tragado.

Anaury Castillo salió de su casa a las 5:00 de la mañana para caminar por la marginal del Kilómetro 15 de Las Américas; una cámara en una estación de gasolina captó su figura mientras se dirigía hacia el este de la capital. Esa fue la última vez que se vio ya que pareciera que la tierra se lo hubiera tragado.

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Dalton HerreraSanto Domingo, RD

Son las 4:45 de la mañana del viernes 22 de mayo y Anaury Castillo no ha dormido en toda la noche. En estos últimos dos días ha es­tado ansioso ya que, como miles de ciudadanos en República Dominica­na, está suspendido de su trabajo en una oficina de abogados producto de la crisis que ha generado el Covid-19 en todo el mundo.

Anaury había estado jugando par­chís con su madre Clara Lara y una hermana hasta las 1:30 de la madru­gada; posteriormente se entretuvo en su computador hasta el momen­to en que decidió irse para no volver.

Él es un estudiante meritorio de Derecho del octavo semestre de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y siempre ha te­nido como anhelo graduarse pa­ra seguir representando al país en los grandes escenarios internacio­nales, como a su joven edad de 21 años ya lo había hecho en el volun­tariado de la Organización de las Naciones Unidas.

Durante los meses previos a su desaparición, la ansiedad de An­aury lo llevó a tomar medicamen­tos para poder dormir. Sin embar­go, nunca fue diagnosticado con problemas mentales, por lo que ese tratamiento era pasajero y en cir­cunstancias específicas.

Como estaba inquieto y tenía in­somnio, el joven decidió a las 5:00 de la mañana vestirse con su pan­talón deportivo color gris y su con­junto de tenis y tshirt color negro para salir de su residencia, en el sector Los Frailes, al este de la ca­pital, a fin de ejercitarse con sus ca­minatas.

Abrió la puerta en aquella oscu­ra madrugada y partió sin su celu­lar y cartera. Nada se llevó con él más que las ganas de calmar su an­siedad mediante sus rutinas físicas.

No obstante, era la primera vez que Anaurys había salido de su ca­sa tan temprano para hacer ejerci­cios ya que siempre optaba por ha­cerlos entre las 7:00 y 8:00 de la mañana.

Solo pasaron tres minutos para que su último rastro quedara regis­trado en una de las cámaras de se­guridad de una estación de com­bustible del Kilómetro 15 de Las Américas, a las 5:03 de la mañana, donde se le veía caminando con di­rección al este de la marginal.

Pero al parecer la tierra se abrió con el único fin de tragárselo para no escupirlo en ninguna parte, por­que tan solo a 200 metros de esa estación de gasolina, había otras cámaras de seguridad en los esta­blecimientos aledaños que tenían distintos enfoques y ninguna pudo captar ni siquiera la silueta de An­aury.

La sinrazón Según Mateo Castillo, padre de An­aury, revisaron todas las cámaras de seguridad que se supone segui­rían su rastro hasta llegar al peaje; pero ninguna pudo captarlo con sus lentes.

“Estuvimos un día entero revi­sando la cámara del peaje y en nin­gún momento se le vio caminando por ahí”, explica Mateo.

Además, alega que también es­tuvo revisando las cámaras del otro extremo para ver si Anaury pudo intentar devolverse, pero tampoco se le vio ni la sombra.

Ninguna de las cámaras lo cap­tó cruzando la calle con dirección hacia el mar Caribe y las únicas imágenes que lo registraron lo ubicaron después de un puente pequeño cerca de su último ras­tro en la estación de gasolina, por lo que la hipótesis del suicidio no tiene fundamentos. En las graba­ciones se vislumbró un tránsito casi inexistente debido al propio toque de queda que culmina a las 5:00 de la mañana, justamente cuando él decidió emprender esa larga caminata.

Testimonios Para Mateo, esta situación ha sido muy abrumadora debido a la canti­dad de información falsa que le han suministrado personas que supuesta­mente vieron a su hijo, sobre todo en los días posteriores.

De acuerdo a las versiones, a An­aury Castillo lo vieron el sábado 23 de mayo en el Parque del Este; el do­mingo 24 en La Isabelita y el lunes 25 en el sector Simónico de Villa Duarte.

También dizque fue visto el mar­tes 26 en Megacentro, el miérco­les 27 en el Parque Duarte; mientras que el jueves 28 en los Comedores Económicos del Estado en Los Mina, cementerio Los Mina y Parque Las Palmas. Además, el viernes 29 nue­vamente hubo un avistamiento en los alrededores de Megacentro y el sábado 30 en la calle 4 de Agosto en Los Mina. Pero al final todos esos tes­timonios solo han resultado ser pala­bras vacías ya que Anaurys no ha re­gresado con sus familiares y ninguna de las cámaras de esos lugares lo han registrado. “Mucha gente me ha di­cho que de seguro lo raptó una ban­da”, dice el acongojado el padre; pe­ro nadie ha solicitado recompensa ni ha dado señales de que se tratara de un secuestro.

Lo siguen esperando Maderlin Castillo, hermana de An­aury, guarda la esperanza de que su hermano regrese algún día sano y salvo a su casa, y que toda esta situa­ción sea solo una pesadilla pasajera.

Anaurys no tiene enemigos ni ri­validades con nadie. Tampoco su­fría de enfermedades mentales ni esquizofrenia como muchos han insinuado.

A cuatro meses de su desapari­ción, ninguno de sus familiares ha perdido la fe en encontrarlo para fi­nalmente pasar página a este mo­mento tan amargo que ha desencaja­do totalmente el seno familiar de los Castillo.

Su desvanecimiento ha provoca­do un bache en la vida de sus ami­gos y parientes que se muestran incrédulos ante esta inexplicable si­tuación que ha arrodillado a los in­vestigadores más experimentados que, arrastrados a este caso por el ruido mediático en los noticieros y redes sociales, han intentado bus­carle alguna lógica.

No han valido las campañas y car­teles con su rostro; tampoco la repro­ducción de sus fotos en todas las pla­taformas digitales; mucho menos han resultado satisfactorios los es­fuerzos de búsqueda por parte de la Policía Nacional o de sus propios fa­miliares, a pesar del gran despliegue de información que ha podido circu­lar en la opinión pública.

Esta desaparición se ha convertido en un reto para las autoridades debi­do a que no es posible que, con todas las cámaras de seguridad instaladas en la capital, una persona pueda des­vanecerse en tres minutos ante los lentes de la tecnología.

Si tiene alguna información sobre el paradero de Anaury Castillo puede contactar a su familia al número 849-360-9086.