CONCIERTO
Un buen regreso del cantautor argentino
En la presentación de su concierto, “Mi piano, mis éxitos”, Fito Páez lució relajado, conversador y emocionado, pero tuvo tiempo para recordar el disgusto de su última vez en Santo Domingo.
Cuando solo el piano negro del cantante argentino Fito Páez ocupaba el escenario de Hard Rock Live BlueMall la noche del jueves 16, sin mucho alboroto apareció frente al escenario el cantautor de 54 años a ofrecer su repertorio, como parte de su propuesta “Mi piano, mis éxitos”.
Vistiendo de negro y con sus acostumbrados lentes oscuros, se sentó de inmediato y saludó. “Buenas noches Santo Domingo. ¡Qué lindo! de verdad”, dijo y de inmediato empezó a entonar “Dar es dar”, una canción que grabó en 1996.
El local estaba a toda capacidad. El público coreó cada canción, de principio a fin, a menos que el cantante pidiera no hacerlo. Fito Páez lucía relajado, conversador y emocionado, pero no perdió tiempo para recordar el disgusto de su última vez en Santo Domingo.
“Hoy parecen ovejitas. La última vez empezaron a hablar, me desesperé y me fui. Hoy debería quedarme; de hecho, creo que me voy a quedar”, bromeó el artista, lo que provocó carcajadas de los presentes.
Como una de las voces doradas del rock argentino que es considerado, el también compositor continuó interpretando “11 y 6”, “La rueda mágica” (durante la cual hizo una pausa para anunciar que su compatriota y amigo Charly García estaba tocando al mismo tiempo en Buenos Aires, Argentina).
A esta le siguió “El breve espacio en que no estás” y “Giros”, la cual terminó de pie, a capela, y haciendo reverencia de agradecimiento ya que meses atrás celebró los 30 años de dicho tema el cual le dio reconocimiento a nivel internacional.
Aplaudido, coreado y aclamado, Rodolfo Páez, nombre real del cantante, narraba anécdotas sobre su vida, acerca de sus canciones, y aunque llegó con una selección de 16 temas, le resultaba difícil saber que había dejado aún más fuera del repertorio. “Santo Domingo, es inevitableÖ son tantos discos y tantos temas”, rezaba. “En mi casa, mi padre puso mucha música y tuve suerte de escuchar muchas cosas. La música popular era extraordinaria. Sinatra, Los BeatlesÖ. Toda la música del siglo XX es maravillosa. Hay muchas cosas que aprendí con mi padre”, recordó el cantante nacido en Rosario, Santa Fe.
El cancionero continuó con “Cable a tierra”, la cual dedicó a Pablo Milanés, “Tumbas de la gloria”, “Un vestido y un amor”, “Desarma y sangra”, “Detrás de los muros del lamento”, “Al lado del camino” (una de las más aplaudidas) “Brillante sobre el Mic”, a la cual le cambió la última estrofa: “Llegamos desde Santo Domingo, viajando desde Bogotá solo nos falta viajar por América, América de la libertad mientras el mundo se va esfumando entre el dinero, la guerra y el temor”, tarareó; y finalmente “Mariposa Technicolor”, con la que se despidió.
Tras los ruegos del público, regresó a pedir silencio total para la canción que quería hacer y cuando no escuchó sonido alguno empezó a interpretar, sin piano, sin micrófono, “Vengo a ofrecer mi corazón”.