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Las letras pequeñas del contrato con Pfizer

Yo imagino que ustedes han ido a los bancos que nos dan esos contratos enormes con letricas pequeñitas. Normalmente la gente no lee esas pequeñas letras, solo toman el documento, firman y se marchan de la oficina.

Total, hay que firmar porque los bancos y empresas telefónicas son tan genios que se les importa nuestra opinión y si no nos gusta lo que leemos, o no estamos de acuerdo, sencillamente no lo cambian.

Luego empiezan los problemas por los cargos que de manera mágica salen en las facturas y nosotros con el grito al cielo.

Yo imagino que ustedes tampoco leen las letricas pequeñas que salen cuando usted crea una cuenta en redes sociales. Claro, al final lo importante es poder subir las fotos en las piscinas, de espaldas y con novios.

Pues nosotros en El Farol somos de los que sí leemos esas letricas pequeñas que todo el mundo desecha. A veces, como ahora, debería servir para que no nos metan gato por liebre, o gol en propia puerta, aunque en nuestro caso parece que ya es tarde. El palo está dado.

Nos tomó como 17 minutos leer el acuerdo que República Dominicana firmó con la empresa Pfizer, para comprarle casi 8 millones de dosis de vacunas.

Estamos hablando de un acuerdo por 96 millones de dólares. Más de 5 mil millones de pesos.

El asunto está en que encontramos unas letricas en el contrato que no nos gustaron mucho. Y que en realidad tampoco es que estaban muy pequeñitas.

Por ejemplo… el acuerdo dice que el proveedor, o sea Pfizer, no será responsable de que no se entreguen las dosis de conformidad a las fechas estimadas de entrega establecidas en el convenio y que el ministerio de Salud Pública no tendrá derecho a cancelar los pedidos de cualquier cantidad de vacunas.

Ya estoy cogiendo miedo.

Es bueno aclarar que lo que el presidente envió al Congreso Nacional fue el Pliego de Condiciones Vinculantes, no el contrato definitivo entre la compañía y el país.

En la carta que el Gobierno envió al Congreso se explica que el contrato definitivo podrá ser distinto, obviamente, al pliego de condiciones. Y podrá ser distinto porque todavía se está en negociaciones.

El problema es que República Dominicana se comprometió con la empresa a que si firmaba el Pliego de Condiciones también suscribiría el acuerdo definitivo.

O sea… nos comprometimos a aceptar un acuerdo sin ni siquiera haber terminado de negociar.

Dentro de las cosas que el mismo presidente advierte en su carta que faltan por incluirse en el acuerdo definitivo están:

Las garantías, declaraciones, limitaciones de responsabilidad y las disposiciones de cobertura y fuerza mayor.

El presidente Luis Abinader le dijo a los legisladores en una carta que una vez tengan el acuerdo definitivo también lo enviarán para su aprobación al Congreso Nacional, con lo que el Congreso estará, en la práctica, atado de manos, porque deberá aprobar sí o sí lo que sea que le manden por haberse comprometido con el pliego de condiciones.

La estructura de poder en República Dominicana está bien diseñada. Queda bastante claro que ante contratos como este debe haber un ente con rol fiscalizador: una especie de supervisor que mire el acuerdo y decida si todo está bien hecho. Si beneficia o perjudica al país.

Ese rol queda en manos del Congreso Nacional y sus dos cámaras: la del Senado y la de la Cámara de Diputados.

Estos individuos, 222 personas en total, están para fiscalizar al Poder Ejecutivo (a Luis Abinader).

El proyecto del contrato fue enviado primero al Senado. La tradición es que este tipo de proyectos se envía a una comisión de estudio que lo lee, evalúa y rinde un informe que puede ser negativo o favorable.

La senadora Faride Raful, vocera del PRM, pidió a sus compañeros liberar de trámite el proyecto, es decir que no fuera a comisión de estudio y se conociera ese mismo día. Como los del PRM y aliados son mayoría, así se hizo. Aprobado y enviado a los diputados.

Los diputados lo reciben y aplican la misma jugada: Alfredo Pacheco propone la jugada de bateo y corrido: no lo mandan a comisión y lo aprueban de un tirón.

Es chistoso porque, aunque hicieron eso, el proyecto debió ser leído en el hemiciclo. Y esta fue exactamente la reacción de atención que pusieron nuestros genios representantes.

(Vídeo de diputados haciendo coro mientras leían el proyecto)

117 honorables diputados votaron a favor. Nadie votó en contra. Ahí votó todo el mundo, peledeístas, reformistas, Fuerza del Pueblo… to el mundazo.

Solo para que conste en acta…

El pliego de condiciones y el acuerdo definitivo entre Pfizer y RD se regirán por las leyes del Estado de Nueva York, Estados Unidos, y cualquier controversia que surja será resuelta bajo el reglamento de arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional.

Nos podrán decir que todo se firmó con la premura de poder garantizar vacunas para el pueblo dominicano en medio de una pandemia pero… de buenas intenciones está lleno el mundo y eso a veces no es suficiente.

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