Marie Curie, un siglo con dos Nobel
Fue la moderna heroína de principios del siglo XX. Un ícono científico que saltó en vida del laboratorio a los libros de texto. Marie Curie obtuvo el Nobel de Química de 1911 por su descubrimiento del radio. Años antes, en 1903, había logrado ya el preciado galardón en la modalidad de Física de forma conjunta con su marido, Pierre Curie, y el profesor Henri Becquerel por sus investigaciones sobre la radiactividad. Han pasado cien años y el escenario en el que se desarrolla la investigación científica ha cambiado sustancialmente, aunque los profesionales que trabajan en este campo vivan dificultades y obstáculos para llevar a cabo sus proyectos. Marie Salomea Sklodowska Curie (1867-1934) abrió para todos ellos una senda hasta entonces minoritaria. Doblemente precursora, fue modélica como investigadora y adelantada como mujer. No solo tenía una mente privilegiada: fue también una excepción en una sociedad en la que el papel de la mujer era otro y sobresalir en cuestiones científicas era una rareza, algo fuera de guión. Sabia, desde luego, era tenaz y entregada a la ciencia, desprendida de todo lo que no fuera tiempo para dedicarse a investigar. Pero no llegó a la actividad científica de forma lineal, ni hizo una carrera académica cómoda. Marie Sklodowska creció en la adversidad. Hija de profesores, el amor al estudio impregnó sus primeros años y actuó probablemente como una brújula el resto de su vida. La partición y ocupación de Polonia por parte de Prusia, Austria y el Imperio ruso truncó el futuro de sus padres, pero no frenó sus propios deseos de formarse y avanzar. La doble identidad de saberse polaca y asumir, sin embargo, que administrativamente vivía en el Zarato de Polonia, bajo dominio ruso, le ayudó a madurar y a plantearse salir al extranjero.