El imperativo de la transparencia
La democracia se construye sobre pilares sólidos de transparencia, confianza y rendición de cuentas.
Cuando estos fundamentos son socavados por los mismos actores que deberían fortalecerlos, la credibilidad del sistema entero se ve comprometida.
El reiterado incumplimiento de los legisladores, alcaldes y otros representantes municipales a las leyes de transparencia, es gravísimo.
En la práctica, equivale a un golpe directo a la integridad de nuestras instituciones, debilitando el tejido democrático que tanto nos ha costado construir.
La presentación de ingresos y gastos de campaña no es una formalidad burocrática.
Es una herramienta esencial para garantizar que los procesos electorales sean transparentes y que los candidatos lleguen a sus cargos sin compromisos oscuros o financiamientos ilícitos.
Que apenas un puñado de los más de 2,000 funcionarios electos en las recientes elecciones municipales y congresuales haya cumplido con estas normativas es alarmante.
¿Qué mensaje se está enviando cuando quienes se postulan para representar al pueblo no son capaces de cumplir con las reglas básicas de transparencia?
Este tipo de actitudes no solo afecta la confianza ciudadana en el proceso electoral, sino que además sienta un precedente negativo para futuras generaciones de políticos.
Es imperativo que las instituciones encargadas de fiscalizar y supervisar el cumplimiento de estas normativas, como la Cámara de Cuentas y la Junta Central Electoral, apliquen sanciones claras y contundentes a quienes incumplan con la ley.
No podemos permitir que la transparencia se convierta en una promesa vacía, ni que la rendición de cuentas sea un mero formalismo de campaña.
Este incumplimiento no solo es una violación de la ley, sino también un ataque a la salud democrática del país.