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El peligro de una “desdemocratización”

Los partidos políticos dominicanos han perdido definitivamente sus vínculos con la sociedad.

En ese proceso de degradación continua han ido empujando al país hacia un curso de “desdemocratización”, que incuba la muerte lenta del sistema de representación en los poderes públicos.

¿Qué otra razón explica las causas de las curvas ascendentes de las abstenciones electorales en los últimos veinte años?

Del 2020 hasta ahora, el disparo hacia arriba del abstencionismo, de 44.71 a 45.69 por ciento, refleja con elocuencia el resultado de esta desconexión de los partidos con la sociedad.

El fenómeno del transfuguismo y del mercantilismo del voto no sólo ha introducido elementos de fragmentación en el sistema partidario, sino que ha contaminado el espacio que las elecciones ofrecen para la expresión libre y consciente de la voluntad popular.

La inacción de los partidos entre un proceso electoral y otro, acentúa la impresión de que son células que sólo se activan para preservar las generosas cuotas del Presupuesto Nacional en cada competencia.

Esas cuotas alcanzaron, en este proceso, los 2,520.8 millones de pesos, más un “extra” por igual cantidad.

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¿Y para qué sirvió dispendiar tanto dinero?

No es de extrañar que, a la hora de comparar sus padrones de militantes con el sufragio efectivo de estos, la brecha del abstencionismo se haya tornado más amplia.

La percepción que recogen los sondeos de opinión es la de que hay desencanto creciente de los ciudadanos con sus partidos, porque no impulsan desde los centros de mando del Estado las políticas que ayuden al bien común.

Y también influye, en este vaciamiento, el escaso entusiasmo o la débil confianza que despiertan los líderes o candidatos a puestos electivos, sobre todo si se les reputa como amateurs, corruptos, tránsfugas o personajes insignificantes.

Si los partidos se siguen acomodando a vivir del registro presupuestario que los autoriza a presentar candidatos, no más, sus ya endebles conexiones con la sociedad se continuarán diluyendo.

Las altas abstenciones son una primera y dramática llamada de alerta ante el peligro de la “desdemocratización” dominicana.