La caldera haitiana entra en ebullición
Siete semanas después de su regreso a Haití procedente de una prisión de Estados Unidos, el temible Guy Philippe ha comenzado un plan de movilización social para sacar al gobierno de facto de Ariel Henry.
Excomandante de la Policía Haitiana, Philippe es un hombre de amplios precedentes en la utilización de la violencia para subvertir las instituciones de su país.
También une a su experiencia subversiva, prestarse a objetivos de otros países para derrocar gobiernos y facilitar invasiones militares, que en ocasiones les han pagado con arresto, extradición y cárcel.
Ahora, el cotizado líder golpista tiene una agenda clara: “Ha llegado el momento de derrocar este sistema que se regenera constantemente”, ha dicho en un mensaje.
Para materializar el objetivo que impulsa –no sabemos si es suyo o él es solo el instrumento– acaba de llamar a la desobediencia civil, y a prepararse para la revolución y el inicio de los combates.
Pocas horas después, varias regiones de Haití estaban en llamas, las vías bloqueadas, el comercio con mercados dominicanos cerrado y Philippe ganando adeptos contra el gobierno.
Philippe está apurando el paso antes de que el día 26 de este mes, la Corte Suprema de Kenia, decida finalmente si autoriza el envío de tropas pacificadoras a Haití.
Con ese panorama al frente, el gobierno y la sociedad dominicana en su conjunto, tienen que extremar las precauciones para evitar que el previsible agravamiento del caos en Haití, se descargue hacia el país.
La situación es digna de la mayor expectativa y de actuar con cabeza fría para que República Dominicana no quede envuelta en la tolvanera que empieza a levantarse.