El “paso rápido” debe ser mejorado
En varios países de América Latina existen sistemas de “paso rápido” que permiten a los conductores cruzar sin detenerse en las cabinas de peaje.
En el nuestro, esa facilidad está siendo mal aprovechada y corrompida pues en lugar de “pasos rápidos “, se han ido convirtiendo en frecuentes fuentes de entorpecimiento a la fluidez de tráfico.
Resulta que hay conductores que, a la brava, o por supuesta ignorancia del sistema, evaden las largas filas de las casillas de pago en efectivo y se meten en las exclusivas, las de “paso rápido”, obstaculizando la libre circulación de los que sí poseen las tarjetas electrónicas como método de pago.
Estas frecuentes “equivocaciones” perjudican la utilidad y eficiencia del sistema, crean caos temporales en los peajes y defraudan a los que pagaron de antemano por esta facilidad.
Para resolver este tipo de dificultades, en varios países es obligatorio que todos los vehículos adquieran una tarjeta electrónica específica para cruzar los peajes sin parar.
Es el caso de Panamá, Brasil, Argentina y Chile, para citar algunos ejemplos.
Estas tarjetas se recargan con saldo y se colocan en el parabrisas del vehículo. Al pasar por el peaje, se realiza una lectura de la tarjeta y se descuenta automáticamente el monto correspondiente.
En otros casos, también existen aplicaciones móviles que permiten realizar el pago del peaje de forma electrónica, a través de una tarjeta de crédito o débito.
Aquí deberíamos hacerla de cumplimiento general para todos los vehículos, a través de una tasa o pago mínimo inicial al momento de expedir las matrículas.
De esa forma, los usuarios entran al sistema y pueden disponen del mecanismo a su mejor conveniencia, permitiendo que todos puedan cruzar los peajes sin parar.
Tenemos que evitar que el mecanismo colapse gradualmente y pierda el efecto de hacer fluida la movilidad en nuestras autopistas.