… y pasó lo que temíamos
Los asuetos de Navidad y Año Nuevo terminaron, finalmente, como temíamos: con una montaña de muertes y decenas de personas fracturadas en accidentes de tránsito.
De los 247 accidentes que ocurrieron, 170 fueron de motociclistas, que dejaron un saldo de 38 muertes, de las cuales 27 fueron de personas que usaron ese medio para su traslado.
Desde el inicio de los feriados, en la víspera y durante la Nochebuena, los escandalosos registros de las tragedias nos motivaron a proponer una medida de emergencia, temporal, para minimizar esos riesgos en las del Año Nuevo.
... Y pasó lo que temíamos
Consistía en prohibir por tres días la circulación de motocicletas, con excepción de aquellas utilizadas para servicios esenciales de transporte cuyos conductores estuviesen debidamente identificados.
Y se proponía, también, que el trabajo de las motocicletas autorizadas fuera hasta las 8:00 de la noche, a fin de reducir al mínimo la presencia de estas en medio de ambientes festivos donde la gente se bota tomando alcohol o ingiriendo drogas.
No era una sugerencia caprichosa ni inviable. Tenía como antecedente una estadística policial que mostraba que más del 70 por ciento de los accidentes de tránsito en motocicletas ocurrían los fines de semana, después de las 10:00 de la noche.
Pese a las demostraciones de apoyo a esta propuesta, ninguna autoridad movió eficazmente un dedo para desactivar el detonante de nuevas tragedias de motocicletas, como las que habían ocurrido en la Navidad.
Y aquí están los luctuosos resultados. Al cruzarnos de brazos cargamos encima con la sangre derramada que llevo a la tumba a 38 personas y casi 300 ciudadanos atropellados o fracturados en esos accidentes.