Batallones de rescate

Las lluvias que azotaron al país la semana pasada repitieron el patrón de inundaciones del 4 de noviembre de 2022, pero con daños multiplicados.

El desastre cuadriplicó las muertes, los vehículos “ahogados”, las casas y apartamentos anegados con pérdidas cuantiosas, así como los daños a negocios de todo tipo.

En el caso de la agropecuaria, el revés sufrido en la producción coincide con un repunte de altos precios que será difícil revertir en lo inmediato.

Los bienes materiales perdidos se pueden reponer con una administración responsable de fondos públicos y las donaciones privadas.

Pero las personas muertas, dominicanas y extranjeras, son irrecuperables y dejan a sus familias y allegados en justificado dolor.

Esas muertes deben servir de motivación para lanzar iniciativas serias de prevención y rescate, de manera que en ocasiones como estas, salvemos vidas.

Una de esas iniciativas sería crear un batallón de rescate con personal seleccionado de las Fuerzas Armadas, Defensa Civil, Cuerpo de Bomberos, clubes de nadadores y jóvenes con aptitudes para ese trabajo.

Ese equipo debe ser adiestrado tanto en el país como fuera para que esté en capacidad de accionar con profesionalidad.

Igualmente se requiere que se le dote de equipos de última generación, tanto individuales como colectivos, para que puedan sortear los peligros.

Es necesario que un personal de alta calificación como ese, que trabajará poniendo en serio riesgo la vida propia para salvar la ajena, esté bien remunerado y reciba otros estímulos.

Los funcionarios que diseñan políticas públicas tienen la oportunidad de crear un sistema eficaz de respuesta a desastres que siempre provocan muertes.

La complejidad de los vaivenes del clima recomienda anticipar planes y ejercitar acciones, para responder con prontitud y éxito ante estos colosales desafíos.