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editorial

Con El Niño a la vista

Ahora, en campaña electoral plena, los dominicanos parecen tener focalizados sus horizontes en los comicios del 2024.

Pero, en ese mirar hacia un solo lado, dejan de ver, atender y resolver

necesidades básicas y estratégicas que nunca deben descuidarse.

Una de ellas, por ejemplo, es la de poner nuestra especial atención en fenómenos climáticos muy peligrosos e inminentes.

Como El Niño, que está previsto que altere las condiciones atmosféricas, de forma severa, desde ya.

Según los pronósticos de la Organización Meteorológica Mundial, entre este mes y abril de 2024, El Niño podría provocar largos períodos sin lluvias o torrenciales repentinos arrasadores.

En los dos casos extremos, la producción de alimentos y la cría de ganado tendrían consecuencias desastrosas.

Y afrontaríamos dificultades para suplir las necesidades humanas de comida, servicios de agua, sanidad y energía.

La República Dominicana, asentada en una isla, es en extremo vulnerable a este fenómeno. Por esa razón, llegó la hora de prepararnos.

Si El Niño depara sequía, el país se expone a carencias de agua para consumo humano, animal, regadío y generación de electricidad, mermando la calidad de vida y encareciendo esos servicios.

Pocos ignoran que la capacidad de almacenamiento de las represas está reducida por la alta sedimentación.

La deforestación, por su parte, ha convertido muchos ríos, en cañadas secas.

Si las altas temperaturas en la superficie del océano Pacífico provocan lluvias tempestuosas repentinas, las inundaciones de ciudades y áreas de producción serían fatales.

Ante esos pronósticos, corresponde a las autoridades adoptar desde ahora las precauciones apropiadas para que no nos sorprendan.

Hay que mejorar la capacidad de almacenamiento de agua, habilitar los caminos rurales, asegurar las redes eléctricas y estimular la producción de alimentos básicos.

Nos preparamos ahora, adoptamos decisiones puntuales con tiempo, o seremos sorprendidos nuevamente con episodios tristes como la muerte de ganado por falta de agua o arrastrados por crecientes de ríos.

Ese Niño puede resultar muy malcriado y destructivo.