editorial
Se impone una investigación
Una situación insólita se ha creado luego que una joven parturienta, a la que inicialmente se le diagnosticó embarazo de gemelos, denunciara que solo se le entregó una criatura tras la cesárea.
La joven madre, María Esther Sanchez, ha mostrado a la prensa imágenes monográficas tomadas antes del parto, que indican la presencia de dos fetos.
Sin embargo, el director de la Regional de Salud Norcentral, Manuel Lora Perelló, asegura que se trató de un error de diagnóstico de la Maternidad Doña Renée Klang de Guzmán, de Santiago.
El hospital Presidente Estrella Ureña, donde funciona la maternidad, también argumenta que se trató de un parto único de un bebé masculino de 37 semanas.
Pero la madre y el padre ponen en duda ambas alegaciones médicas y afirman que la otra criatura, de género femenino, le fue sustraída.
Como se han hecho frecuentes las quejas de sustracción de neonatos en hospitales públicos, esta es una denuncia que amerita esclarecimiento.
La admisión de que hubo un diagnóstico sonográfico incorrecto es tan grave como la denuncia misma de los padres.
Este es el aspecto que ha dado lugar al escándalo y a la íntima convicción de la madre de que hubo sustracción de una de las criaturas, porque los médicos le habían dado seguridades de un normal embarazo de gemelos.
Es preciso, entonces, que se realice una investigación a fondo de lo que realmente ocurrió, para despejar toda duda. Tiene que encargarse a una comisión independiente, que no tenga nexos con el hospital en cuestión.
Debe revisarse exhaustivamente el protocolo seguido en este caso por el personal médico de la Maternidad que, en principio, incurrió en un error diagnóstico que pudo tener otras consecuencias.