Haití tiene agua, pero no la aprovecha
Con el estrés hídrico que ha sufrido Haití a lo largo de los últimos años, sus necesidades de agua para la subsistencia de la población son cada vez más fuertes y apremiantes.
Aún cuando posee en el subsuelo un buen porcentaje del agua que necesitaría para mitigar la escasez, la falta de políticas y equipos para aprovecharla ha sido su gran lastre.
Eso explica que las comunidades haitianas cercanas a la frontera presionen por el acceso a cuencas transfronterizas, como la que alimenta el río Masacre, aunque las formas en que lo han pretendido, de manera unilateral, malogran esa esperanza.
Si hubiesen sido más racionales en el manejo de esos objetivos, la República Dominicana, que en otros momentos ha tendido su mano para ayudar a Haití en otras circunstancias cruciales, tal vez no surge ni agudiza el conflicto actual.
Un tratado bilateral permite el acceso regulado a las aguas del Masacre, pero aún aplicándose bajo estrictas normativas, esto no resolvería el problema de la oferta de agua a toda la población.
Las aguas superficiales de Haití, más las represadas en algunas pocas infraestructuras de almacenamiento y las subterráneas, debidamente explotadas y procesadas, aminorarían ese estrés hídrico.
Haití necesita recibir la ayuda internacional, del Banco Mundial, del Interamericano de Desarrollo o cualquier otra institución de cooperación y financiamiento, para iniciar un amplio programa de perforación de pozos, saneamiento y distribución del agua potable.
Pero el liderazgo de ese país no ha dado la urgente e inevitable prioridad a una política acuífera en este sentido.
Sea cual sea el derrotero que tome el conflicto actual con la República Dominicana, la crisis del agua en Haití es un detonante peor que la misma espiral de violencia y guerra entre pandillas y autoridades.
Compartir el agua del Masacre seguirá constituyendo un factor vivo de controversias y desacuerdos con la República Dominicana, y debemos estar preparados para afrontar las presiones que vendrán por ese motivo.