Un ministro destemplado
Reaccionando de una manera emotiva y destemplada a dos amplios relatos sobre deficiencias del programa Inglés de Inmersión, el ministro de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, ha pretendido imputarle al Listín una falta a la verdad.
El doctor Franklin García Fermín fue, incluso, más lejos de la tangente al asociar la publicación de esos reportajes a una supuesta “intención de dañar la buena imagen” del programa.
Con todo el derecho que él tiene para defenderlo y asegurar que el programa “ni ha chocado con la inoperancia ni ha colapsado”, el ministro incurre en un inaceptable sesgo de atribuirle a este diario el uso de “medias verdades” en esos contenidos.
Con esta forma de refutar realidades descritas por dos de nuestros miembros de la Redacción, usuarios del programa, el ministro quiere poner en entredicho uno de los valores que han hecho que el Listín haya tenido una trayectoria de servicios a la sociedad por 134 años.
Esos valores son su irrestricto apego a la verdad y a la objetividad periodísticas y su comprobable línea de apoyo y defensa a las causas del bien común, entre ellas el respaldo editorial que el mismo día en que se produjo su reacción por escrito estábamos dando a la ampliación y fortalecimiento del programa de enseñanza del inglés a los becarios del nivel superior.
De modo que jamás hubo ni habrá de intención de dañar ese programa que, a juzgar por lo que dijo uno de sus principales mentores “está en el suelo”.
Lo que sí está dañando este valioso esfuerzo es la desidia del Mescyt, por años, de realizar las evaluaciones y adecuaciones del programa para subsanar sus problemas de fondo.
Estos son: el déficit de maestros especializados y la baja calidad del aprendizaje de sus alumnos, agravada por el hecho de que su formato inicial de clases durante cuatro horas al día ha derivado en un modelo de seis horas a la semana en distintos centros.
Esos aspectos nodales fueron justamente los señalados por los autores de los reportajes, uno de los cuales fue profesor desde el inicio en el 2005.
El Listín no desconoce ni regatea los logros reales que ha tenido el programa durante estos años y el positivo impacto que ha tenido en la vida profesional y laboral de quienes fueron beneficiados con el aprendizaje del inglés.
Luce que ahora es el momento de pasarle revista a lo que no funciona adecuadamente para que avancemos en la estrategia del presidente Luis Abinader de promover la educación bilingüe a nivel de todo el sistema educativo nacional.
Para ello requerirá que sus responsables tengan el dominio de las técnicas de la pedagogía moderna y estén más comprometidos con la educación y no con el populismo político.
También, que sean sensatos, no arrogantes ni prepotentes, a la hora de admitir y subsanar las fallas del programa, no de ocultarlas con acusaciones gratuitas e inaceptables contra el Listín Diario, que no es el culpable de sus estropicios.