EDITORIAL

¡Fuera los “vapes“ de las escuelas!

Las escuelas no pueden convertirse, jamás, en una cámara de eco de las miserias que hoy degradan a nuestra sociedad.

En ellas no deberían reproducirse los malos ejemplos que traen aparejada la adicción a las drogas y otros vicios.

Por el contrario, las que caben son aquellas tareas y enseñanzas que ayuden al aprendizaje académico, a los comportamientos sanos y a la formación de sus alumnos como ciudadanos.

Cualquier práctica ajena a los principios fundamentales de respeto a las normas, no solo no debe ser permitida en las escuelas, sino erradicadas con firmeza.

Por eso apoyamos el anuncio que acaba de hacer el ministro de Educación, Ángel Hernández, de que establecerá normas para impedir el uso de cigarrillos electrónicos en los planteles.

Así como a nadie se le ocurre acudir a un templo religioso a vapear, a ingerir bebidas alcohólicas, a armar trifulcas con armas, ni a escandalizar, tampoco estas aberraciones deberían penetrar y contaminar nuestras aulas.

Ya que la escuela ha sido gradualmente penetrada por niños y adolescentes desacatados, es el momento de imponer un sistema eficaz de control del ingreso de vapes, armas y otros objetos que desvían el propósito de aprender.

El Ministerio de Educación tiene tiempo y recursos suficientes para instalar detectores de rayos X en las entradas de los planteles, lo que permitiría descubrir sustancias y equipos prohibidos en las escuelas.

Con este instrumental y con personal responsable, es posible detectar e incautar vapes, armas blancas y de fuego, lo que además constituirá un elemento disuasivo en corto tiempo.

En una época de esplendor y avance meteórico de la tecnología, la escuela dominicana necesita un clima matizado por el estudio, la dedicación, la disciplina y la valoración de la salud.

Nada de vagabunderías, irrespetos, reyertas ni consumo de sustancias dañinas, reflejos de un cáncer que ha hecho metástasis en la sociedad.