Camino a las elecciones
A tiempo, y bajo consensos, la Junta Central Electoral ha ido pavimentando el camino para que los comicios de 2024 sean revestidos de limpieza y confiabilidad.
Ya está muy avanzado el proceso de selección de los miembros de los colegios electorales, que ha transcurrido sin prisas ni contratiempos.
La JCE también se ha esmerado, con los limitados recursos de que dispone, de montar todas las estructuras de votación en el exterior.
Y se ha afanado, por igual, en impulsar reformas sustanciales a la ley electoral, aunque para esto depende de la voluntad de los partidos con representantes en el Congreso.
Un aspecto complejo es el de la paridad de candidaturas para que las mujeres tengan una cuota equivalente.
Tal vez no sea posible el consenso para implantar este modelo en las elecciones del 2024, pero en todo caso valdría la pena lograr un acuerdo que consigne esa novedad para los comicios de 2028.
La última resolución, sometida a consideración de los partidos, es la del voto manual y del escrutinio en las mismas mesas de los colegios electorales, seguido de la digitalización, escaneo y trasmisión de los mismos.
Es la decisión más correcta para garantizar la transparencia, limpieza y contabilidad de los votos, evitando incurrir en desaciertos del pasado y en experimentos electrónicos que generan dudas y desconfianzas entre los electores.
Esta JCE ha trabajado muy afanosamente y de la mano de los partidos para montar unas elecciones municipales, legislativas y presidenciales limpias e incuestionables, y vale que se le reconozca.