Golpe a ese engranaje mafioso
Ya el gobierno comenzó el proceso de desmonte de El Canódromo como centro de un engranaje mafioso de vehículos retenidos o secuestrados que, por muchos años, operó como un coto cerrado para el negocio de venta de piezas de automotores.
Autoridades de distintas instituciones públicas y el Defensor del Pueblo dan los toques finales al protocolo de devolución de vehículos a los ciudadanos que muestren sus documentos de propiedad y a decidir el destino final de unidades retenidas legal o ilegalmente cuyos dueños no las han reclamado.
Este protocolo no solo se aplicará en el centro madre de este entramado mafioso que es El Canódromo, sino en los restantes cinco, donde también han imperado prácticas cuestionables de incautación, sustracción y venta de piezas y desguaces de vehículos, símbolos de una corrupción impune bajo la sombrilla de la autoridad policial.
Denunciar esas prácticas impropias, como lo hizo el Listín Diario en una serie de reportajes, movió la acción del Defensor del Pueblo para investigar, in situ, lo que estaba ocurriendo.
Cuando se apersonó al sitio, acompañado de periodistas de este diario y otros medios, el clan mafioso desconoció su autoridad.
A trompadas, empujones, forcejeos e insultos, más destrucción de equipos de prensa y manipulación y borrado de la data informativa de un teléfono de la flota de esta empresa, el Defensor y los periodistas fueron echados del lugar.
Tras el bochornoso atropello, el Presidente de la República llamó a su despacho al Defensor del Pueblo y ordenó que se investiguen y se sometan a la justicia a los responsables. Hasta ahora, no han rodado cabezas por ese ataque a la dignidad de una autoridad y a la libertad de prensa.
Al menos, resulta positivo que el gobierno trabaje en desmantelar la actual estructura y en la creación de un sistema más organizado, más controlado y más sujeto a las disposiciones legales, en el que no sea necesario amontonar miles de vehículos de todo tipo, que fue lo que dio lugar a que surgiera un lucrativo negocio para uniformados y comerciantes que mandaban allí.