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REPORTAJE

Porfirio Rubirosa: Un francomacorisano convertido en leyenda 

"Ser un Rubirosa", en República Dominicana, es imitar la vida de este personaje, desde su estilo de vida, hasta sus conquistas y su participación social

Se le conoció como un hombre culto, amigo de los intelectuales y como el rompe corazones de las damas jóvenes ricas de la alta sociedad europea. Por su estilo de vestir, algunas revistas de moda de los años 50 le nombraron como el hombre mejor vestido de su época. En Argentina fue embajador dominicano. Rubirosa fue una leyenda, un icono más internacional que nacional. Le interesaba la poesía. Su rostro aparecía constantemente en portada de medios impresos más leídos a nivel mundial. Él era el eje de las cámaras y la envidia de los galanes que aún siendo más poderosos económicamente que el francomacorisano, no cautivaban tanta atención como lo hacía él. Dominaba varios idiomas como el francés, el inglés y el alemán. La frase “Yo soy un caballero y un caballero no cuenta sus intimidades” fue muy popular entre la juventud que admiraba el porte de Porfirio, además era la respuesta que obtenían los periodistas al preguntarle cuál era su secreto con las mujeres y cómo eran ellas en la intimidad. Mantenía buenas relaciones sociales y cultivó amistades, encontrándosele en todas partes, y en todas cumplía funciones predominantes por su capacidad de debatir diversos temas. En el deporte, disfrutaba del boxeo, el polo, el tenis y el fútbol. Fue un gran piloto de carro. Siempre se le veía manejar lujosos vehículos, entre ellos la marca Ferrari. Los automóviles eran parte de su vida. En una reseña histórica de la vida deportiva de Rubi, el escritor L. Otero Saavedra Mira destacó que Porfirio “corrió en el Governo’s Trophy Nassau Speed Week en un Ferrari 500S en el 1955. También en el GP International de Venezuela. Se le vio en Bahamas manejando el Ferrari 500 Mondial, y en México en un Ferrari 500 Mondial Scaglietti en la última edición de la carrera Panamericana”. Afirma el escritor que él logró la segunda plaza en la prueba de resistencia The Florida Twelve Hour/Grand Prix of Endurance. Ferrari era la marca que ponía en manos de Rubirosa sus lujosos carros para las competencias. Rubi, como le catalogaron los medios extranjeros, es descendiente de una familia respetable de San Francisco de Macorís. Su padre fue don Pedro María Rubirosa, y su madre doña Ana Ariza de Rubirosa. Sus hermanos eran Ana y César. Rubirosa nació el 22 de enero de 1909 en la provincia de San Francisco de Macorís, que para esa fecha era un lugar poco conocido. Además, era territorio de los generales y jubilados que se alojaban allí para que nadie les encontrara. San Francisco no pasaba de ser un pueblo humilde, de vía rudimentaria y de escaso desarrollo urbano. El caballo y el burro eran los medios de transporte cuando Porfirio nació. Su lugar de origen fue siempre la causa del impacto de Porfirio ante el mundo y los medios de comunicación por el estilo de vida que tenía un joven proveniente de un pueblo tan humilde. En la era de Trujillo, los generales eran asignados por su clase social, mientras más ricos más alto era su rango. Por eso, el padre de Rubirosa fue militar y luego Porfirio a muy temprana edad, a los 17, al regresar al país formó parte del ejército y tres años después se convirtió en capitán. Cuando el padre de Porfirio fue designado consejero en la embajada dominicana en París en 1920, se llevó consigo a su hijo. Estando allí, el francomacorisano aprendió los modales galantes que le hicieron brillar ante la alta sociedad. La apariencia y la actitud de Rubirosa como militar provocaron la atención de Trujillo. Pero más de la hija del tirano, quién quedó impresionada con la preparación de este joven oriundo de un pueblo oculto. Flor de Oro, de 17 años de edad, fue la primera esposa que tuvo Rubirosa. A la lista se le suman Danielle Darrieux, Doris Duke, Barbara Hutton, Zsa Zsa Garbor y Odile Rodin. Existieron rumores sobre amoríos de Rubirosa con Marilyn Monroe. Algo curioso es que de tantas parejas que tuvo durante su vida, no tuvo hijos, se cree que era estéril. Se apagó una leyenda. A los 56 años de edad, tras celebrar el triunfo de unos de los torneos de su equipo de Polo, un cinco de julio de 1965, el Ferrari que conducía el cibaeño impactó con un árbol del parisiense Bois de Boulogne, dejándolo sin vida. Ser un “Rubirosa” en República Dominicana entre la población juvenil es imitar la vida de ese personaje, desde su estilo de vida, sus conquistas, y su participación activa en importantes encuentros sociales de alta sociedad. Por tal razón la frase “eres un Rubirosa” se le atribuye a los jóvenes conquistadores, bien vestidos y que circulan en buenos vehículos.

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