CARTA DEL EDITOR
Educando en Semana Santa
Desde que tengo uso de razón, la Semana Santa fue algo así como “otra Navidad” para mí. ¿Por qué? Porque en ambas se respiraba un aire diferente y a la casa llegaban familiares y allegados a los que durábamos mucho tiempo sin ver. Aunque para muchos la esencia de la celebración ha cambiado, en mi caso particular, no tanto. Aún guardo esas enseñanzas que, a fuerza de “terror psicológico”, nos inculcaban los adultos de la época. Ejemplo de ello es que soy poco propenso a salir en esos días. Siento que el calendario tiene demasiados días festivos para que precisamente tenga que coger carretera en esta fecha. No sigo esa especie de “patrón establecido” en el que todo el mundo desea salir, casi obligatoriamente fuera de su hogar. Tampoco voy al río o la playa. Trato de tomármelo con calma, junto a los míos, en la quietud de mi casa. Además, fuera de la educación o “cuco” religioso que me dejaron, siento que quienes hacen esto se bañan (si es que lo logran) en un desagradable mar de cabezas y cuerpos, cuando es en la playa, y su disfrute es mínimo. En el caso de que vayan al río, el agua adquiere un matiz con más inclinación al lodo que al estado incoloro que nos tiene acostumbrado el preciado líquido. Sumado a esto, están el dejar a merced de los delincuentes todas nuestras pertenencias por más de dos días y la falta de tacto de quienes pretenden deshacerse de todo el licor que encuentran a su paso, personas que suelen terminar amargándole la vida a quienes les rodean. Sin tener que recurrir a las clásicas amenazas de antaño de que “si te bañas en el río el Viernes Santo te convertirás en pez” o que si pelea o hace otras “travesuras”, puede quedarte pegado”, opté por enseñarles a mis hijos las cuestiones lógicas de mi renuencia a salir en estos días. Le expliqué que es más saludable y más higiénico para ellos bañarnos en el río antes o después de Semana Santa. Y, como todo esto es para celebrar la muerte y resurrección de Jesucristo, el “Rey de reyes y Señor de señores”, debemos respetar su memoria portándonos un poco mejor con todos los que nos rodean y tratando ser unos ciudadanos más conscientes, valorizando todos y cada uno de los elementos de nuestro hábitat . Cuídense mucho.