Muy sencillo

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Le decían “La detective”. No por el tamaño de sus senos, ni por tener los nudillos de los dedos mayores hinchados como profesional del billar, no.
Ok, ella jugaba piña, bastante bien, pero tampoco pa’ tanto, como pa’ que en un billar destrozado y lleno de tígueres y verdugos, digan Atención, llegó “La detective”.
Tienes que bajarle un chin a lo que sea que haga falta, cuando en tu trabajo te llaman así, alante de quien sea, sin ministrar, quiero decir, sin ministro.
Y no me vengas a razonar nada, que no es cierto que ningún ministro de verdad, del gobierno que sea, cogiera como si nada esa capicúa.
Sus senos eran hermosos, de eso a algunos afortunados no les queda la menor duda, pero la vaina de ese nombre, viene de más lejos. El problema era cuando empezaban a hacer la historia completa de por qué carajo le decían así.
Ahora bien, al igual el personaje representado por Anthony Hopkins que dijo Aristóteles, en la película Silence of the lambs, First principle, simplicity o from the beginning. Ahora no recuerdo bien como es que Hopkins dijo la frase de Aristóteles y no voy a alquilar la película para precisarlo, la idea es esa.
La vaina fue que La diplomática de manera veloz percibió lo que había en ese grupo de mujeres, para preferirlo al de su barrio, Arroyo Hondo. ¿A que tú no sabías que La diplomática es de Arroyo Hondo? Pa que lo sepas, Arroyo Hondo alante, cerca de la Kennedy, pero La diplomática no tenía que ver con ubicación, ella estaba muy bien ubicada en aquella selva pre-dominican-guaremate.
Tu vas a entender cuando la veas montada en su avión como si fuera un biónico.
Ahora bien, La diplomática, de imaginar lo que pasaría si se veían obligadas a regresar cada cual por su lado al primitivo hogar, dejaba de tirar puntas y puyas de encendido enamoramiento silencioso, de su pana de toda la vida y tiraba un ESO NO E NA, que resolvía todo.
La diplomática se llamaba Carmen y se había hecho casi la dueña del negocio por sus ganas de largarse de esta fucking isla, como ella decía siempre, era su grito de guerra y le había servido para darse a conocer como La diplomática, con mayúscula.
Voy hablando como hablo con mi gente y porque puedo, que este que está aquí conoce muy bien a to’ esas mujeres por adentro y por afuera.
Volviendo al principio, ¿Dónde era que yo iba? Ah verdad, ella siempre decía ese fucking como de Brooklyn adentro, y tu de una vez pensabas, esta tiene visa, y le ponías caso.
En fin, esto fue lo que dijo Carmen: Nos ha ido muy bien. Tanto como para abrir un local nuevo en la Lincoln. Tú tienes que entender, no cualquiera se para vestido de saco polyester, color vino, a porterear en el Masuchi.
La historia del Masuchi la puede contar cualquiera de esos recogedores de basura de ahí mismito, sólo hay que tener oídos y pasar de vez en cuando, ni siquiera to los días, de vez en cuando por la 27, para uno conocer con detalles la historia del Masuchi, y yo no siempre toy en eso. Pero atiende, yo sólo te voy a decir una cosa, es más sencillo de lo que parece.