Campeonatos Nacionales Fantasmas
Entre el jueves 19 y el domingo 22 del presente mes la Federación Dominicana de Ajedrez (FDA), entidad que administra el Juego Ciencia nacional, organizó los Campeonatos Nacionales infantiles (sub14 y sub16) y juveniles (sub18 y sub20); los primeros en el Club de ajedrez de los Guaricamos y los otros en Centro Olímpico de la capital.
¿Por qué el título de este trabajo? Si el territorio del país está dividido en 31 provincias más el distrito nacional, y a un evento asisten menos de 8 provincias, ¿se puede catalogar de nacional?
Veamos una breve muestra de la asistencia de provincias y jugadores de ambos géneros: en la categoría sub18 masculina, en la más concurrida, participaron solamente 16 trebejistas de 5 provincias; y en las categorías sub20 femenina con 6 jugadoras de 4 provincias y la masculina, con 5 ajedrecistas de 5 provincias. La sub18 femenina no aparece en la tabla estadística de https://chess-results.com/fed.aspx?lan=2&fed=dom lo que indica que quizás no se logró la asistencia de jugadoras de ese grupo de edad.
Es muy llamativo la pobre asistencia a los eventos nacionales donde deben intervenir los ajedrecistas que en pocos años podrían ser los sustitutos de los jugadores y jugadoras destacados en la actualidad, en la práctica el llamado “relevo generacional”.
Se nota, además, que algunos talentos jóvenes con los que cuenta el país se han alejado del ajedrez, como por ejemplo los hermanos Polanco, de Santiago de los Caballeros, y otras prometedoras figuras que no participaron en esta ocasión.
¿Con qué reemplazo cuenta el ajedrez nacional para el futuro si en el presente no se vislumbra la masividad y calidad necesarias en las competencias de 16 a 20 años de edad?
¿El ajedrez criollo está condenado a terminar alrededor del lugar 125 en las próximas Olimpíadas mundiales como sucedió este año en Budapest-24, cuando, incluso, quedamos por debajo de Haití? ¿Volveremos a perder con 0 x 4 con el esquipo de Afganistán, donde el gobierno de los Talibanes tiene prohibido el Noble Juego?
Tal como sucedió en los recientes Campeonatos, también sucede en las categorías infantiles sub08 a sub12; asimismo, en los eventos de adultos, donde el nivel de juego ha descendido como resultado de las ausencias de jugadores de reconocido nivel competitivo.
Si a la situación de poca masividad y asistencia en los principales eventos del país, se agrega que en el Campeonato Continental Femenino celebrado hace apenas un mes en la capital dominicana, la participación criolla fue muy escasa (apenas jugó una de las 10 principales jugadoras del país) y con pésimos resultados, entonces ya es hora de realizar un análisis crítico de la tesitura por la que atraviesa el ajedrez, comenzando principalmente por su abandono en el interior del país.
Aunque el grupo que compone la FDA desde el año 2010 debe tener respuestas (realistas y no triunfalistas), sobre el estancamiento del deporte de los Alfiles y Peones, sería muy saludable que en un aquilatamiento de la situación competitiva y cualitativa del ajedrez dominicano estuvieran presentes el Comité Olímpico Dominicano y el Ministerio de Deportes para colaborar en la realización de un análisis transparente de los ingresos y egresos que presenta la FDA, sobre todo, después del costoso viaje a Budapest 2024.
Termina un año donde los escasos éxitos (fundamentalmente los excelentes resultados de los infantiles Ángel Sebastián Lara y Alejandro Muñoz Féliz0 son productos de esfuerzos independientes de padres y profesores, particularmente el primero, entrenado mayormente en la Caribbean Chess Academy (CCA).
Gracias a personalidades e instituciones privadas que apoyan al ajedrez (recordemos las simultáneas organizadas por el Gran Maestro Ramón Mateo, los eventos del CODIA, la Dominican Chess Academy, Copas de Colegios, los eventos del CONDE, la CCA, la Escuela G&S de San Cristóbal, y anteriormente la Fundación Liss Chess y Ajedrez Joven RD, que logró un Maestro Internacional en el 2019 después de 12 años) el Juego Ciencia se ha mantenido vivo, aún sin contar con asignaciones mensuales, subvenciones de la FIDE y patrocinios públicos y privados como recibe la FDA.
No es rentable gastar recursos y fondos en eventos fantasmas, tal parece, realizados para cumplir con un improvisado calendario, y no con el fin de seleccionar a los ganadores para posteriormente brindarle un seguimiento técnico-metodológico con el objetivo de desarrollarlos cualitativamente.