GRANDES CLASICOS DEL CINE
Un hombre para la eternidad
El suceso: el rompimiento del rey Enrique VIII con la Iglesia Católica para crear una nueva iglesia que se denominaría Iglesia Anglicana, por el cual la cabeza de dicha iglesia sería el propio Rey.
La historia de la humanidad está hecha de sucesos que marcan en definitiva el curso de su devenir histórico. Así lo manifiesta Stefan Zweig en su libro “Momentos estelares de la Humanidad” donde hace acopio de varios sucesos que cambiaron por completo el curso de los hechos que de no presentarse dichos eventos hubiera sido otra la historia a narrarse.
Esta introducción es sumamente importante para poder entender un evento en el cual estuvieron involucrados varios personajes, una Nación, una ideología y una Institución como la Iglesia Católica. Todo estos personajes están bien logrado en la magnífica película “Un hombre para la eternidad” o “Un hombre de dos reinos”, tal y como se conoció en América Latina, la cual fue dirigida por Fred Zinnemann y estrenada en 1966.
El suceso: el rompimiento del rey Enrique VIII con la Iglesia Católica para crear una nueva iglesia que se denominaría Iglesia Anglicana, por el cual la cabeza de dicha iglesia sería el propio Rey.
Todo este evento es producto de la negación por parte de la Iglesia Católica en concederle el divorcio al rey Enrique VIII con Catalina de Aragón quien era su esposa legítima; porque quería casarse con Ana Bolena tratando de buscar un heredero varón para su reino. Sin embargo, buscando al heredero llegó a casarse seis veces no sin antes de decapitar a su segunda esposa por alta traición.
La megalomanía, el abuso del poder, la intransigencia y el narcisismo de este monarca, está muy bien interpretado por el actor Robert Shaw que junto con el actor Paul Scofield -quien a su vez interpreta a Tomás Moro- hacen una química perfecta para delinear todo lo que pasó en el siglo XVI en Inglaterra.
El director Fred Zinnemann el mismo de la película “De aquí a la eternidad”, nos destaca la personalidad egocéntrica del rey; pero destaca sobremanera la conducta intachable de Tomás Moro que por sus principios afrontó toda clase de humillación a lo que fue sometido y enjuiciado por alta traición por no prestar juramento antipapa cuando se instaura la nueva Iglesia Anglicana.
Durante el desarrollo de la película, se destaca el momento del juicio a Tomás Moro con movimientos de cámara enfocados en planos medios y primeros planos para destacar la fuerza interpretativa de los personajes hasta que culmina con el veredicto final de morir decapitado en cumplimiento de la ordenanza del juzgado, apoyado en un falso testigo. Dicha materialización se cumple en el mes de julio del 1535 y su figura se dimensiona a través de los años hasta lograr ser condecorado como Santo de la Iglesia Católica en el 1935.
Las intrigas a la que fue sometido Tomás Moro son de alta política; dado que Thomas Cromwell (parte de la corte) por estar en gracia con el Rey, es quien sugiere y propone, todo el entramado para deshacerse de Tomás Moro que a la sazón era Canciller del reino, y todo con la única finalidad de obtener los votos favorables para granjearse la posición ante su gobernante. Lo importante a destacar de todo lo anterior; es cómo este hombre se mantiene firme ante su convicción de su creencia sin importarle en lo más mínimo su muerte, siempre y cuando no claudique sus principios ni sus ideas. Ahí radica el poder de su fidelidad a su conciencia.
“Un hombre para la eternidad” llegó a estrenarse en los Estados Unidos en diciembre del 1966 obteniendo buenas críticas y gran afluencia de público. El director pudo lograr una recreación de la época bastante convincente desde la decoración hasta en el vestuario con vistosos colores, arrojando una cinematografía excelente, con una ambientación extraordinaria, y un reparto de actores secundarios, que englobaron toda una aureola de buenas actuaciones para dar como resultado un producto bien acabado para el deleite de los cinéfilos.
Curiosidades
Algunas de las curiosidades fueron tomadas de la página abandomoviez.net
Se basa en una obra de teatro con guion de Robert Bolt quien también realizó dicho argumento para el cine.
Los productores pretendían que el papel de Tomás Moro fuera interpretado por Laurence Olivier o Richard Burton, y que el rol del cardenal Wolsey recayera en Alec Guinness. Pero el director Fred Zinnemann no transigió e impuso a Paul Scofield y a Orson Welles en dichos papeles.
La excelente interpretación de Paul Scofield (Tomás Moro) fue determinante para que el actor Colin Firth decidiera dedicarse a la interpretación. El protagonista de ¨El Discurso del Rey¨ (Tom Hooper, 2010), declaró en su momento: ¨Nunca había visto tal integridad en una actuación, y me pareció una paradoja fascinante porque actuar es artificio. Pensé ¿Cómo puede un actor sugerir tanta veracidad?
La actriz Vanessa Redgrave se negó a recibir remuneración alguna por su breve intervención como Ana Bolena.
Contó con un presupuesto de dos millones de dólares de la época; recaudando la suma de 25 millones en total.
Un Hombre para la Eternidad fue galardonada con 6 premios Oscar: Mejor Película; Mejor director; Mejor Actor; Mejor fotografía; Mejor Guion y Mejor Vestuario.
Ficha Técnica:
Calificación: 4/5 (Muy Buena)
Nombre Original: From Here to Eternity
Año: 1953
Duración: 118 minutos
Del director Fred Zinnemann: Fue un director de origen polaco que tuvo mucha fama en la década de los años 50’s y 60’s.