José Miguel Soto Jiménez y «Los que mataron el miedo»

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Cuando un lector perspicaz toma en sus manos un libro de José Miguel Soto Jiménez (Santiago, 1956), advierte enseguida que es un historiador atrapado en el cuerpo de un poeta; un militar convertido en novelista; un político de imaginación sumergido en un turbulento mar de fechas y datos diversos, que él maneja con una destreza sorprendente, para recrear nuestro pasado, contradecirlo, reelaborarlo, exhumando personajes y figuras notables que han marcado con sus hechos el curso de nuestro azaroso devenir.

Es lo que ocurre en su más reciente obra, «Los que mataron el miedo», que lleva como subtítulo «El 30 de mayo revisitado» (Impresora Soto, 2024), en la que, en vez de mantener un orden cronológico estricto, propio de manuales, sigue el hilo emocional del acontecer que rodeó el magnicidio de Rafael Leónidas Trujillo Molina, el feroz dictador que mantuvo al país en un puño de acero durante más de tres décadas.

Como es habitual en el autor, la historia de los sucesos que jalonaron el tramo final de la vida del dictador y su régimen, nos llega fragmentada en artículos que fue publicando en la prensa hace casi veinte años ―lo que explicaría las repeticiones temáticas―, en textos escritos en una prosa florida que pone de relieve su vasta formación intelectual y su diestro manejo del idioma; una prosa de volutas verbales y frases nerviosas, retruécanos e irreverencias con las que juega y revolotea, divertido y provocador, llevándonos por rumbos inesperados.

Lo que cuenta Soto Jiménez en este libro nos parece conocido. Son sucesos, fechas y nombres que llenaron las páginas de los diarios a partir de aquel 30 de mayo de 1961, la noche del magnicidio que truncó la vida de un tirano decadente que había llevado al límite la resistencia del pueblo oprimido, acrecentando el odio de quienes, habiendo sido amigos y colaboradores cercanos, se convirtieron en feroces enemigos, decididos a poner punto final a la pesadilla colectiva de la nación.

El singular aporte del autor a los trágicos episodios en las postrimerías de la dictadura es su interpretación y agudo análisis de la personalidad del tirano y las motivaciones de sus encarnizados adversarios. Porque Soto Jiménez, más que hacernos de nuevo el relato de aquel momento crucial, lo que intenta es arrojar luz sobre las sombras agazapadas en conductas y procederes; cuestionar y refutar lo que, de tanto repetirlo, creíamos saber, y sembrar ponzoñosas dudas en la mente del lector.

Hay capítulos que se leen con asombro y delectación, como el del brillante escritor Ramón Marrero Aristy, el del cumpleaños de Negro Trujillo, el de la cábala del doctor Joaquín Balaguer, el de Pupo Román, el de Trujillo en el último día de su vida, y los dedicados a los héroes del 30 de mayo en su frenética labor de extirpar de raíz todo el mal causado por el sátrapa, decapitando al que parecía eterno en el poder. Realidad e imaginación, verdades y conjeturas, hechos palpables y especulaciones, todo en un libro que no dejará indiferente a nadie.

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