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Freddy García: el líder

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Le pregunté al profesor universitario Freddy García sobre cómo le gustaría ser recordado y me respondió: “me preguntas eso porque sabes que estoy a punto de morir -ríe- en realidad nunca he pensado en la posteridad, pero me gustaría dijeran: murió el líder”. Luego me aclara que es por sentirse líder de los pobres, los que no tienen nada y han sufrido injusticia, de jóvenes deseosos de encontrar un empleo, de esos luchadores sociales que día a día salen a proteger el medio ambiente, esos grupos sociales le apodan el líder desde hace años por su testimonio.

Freddy habla con pasión en los ojos, siempre suele vestir igual, moderado, su vida es su familia y docencia universitaria, aunque el orden a veces se invierta. Como referentes de su aptitud social suele nombrar al P. Antonio (Tom) Lluberes s.j., quien fue rector del Instituto Politécnico Loyola y le enseñó a pelear por las causas justas y no amilanarse ante el poder, también al expresidente Hipólito Mejías al que considera su papá. “No debes dejar fuera -me aclara- el P. Rogelio Cruz, conocido como el obispo de los pobres, mi amigo”.

Nació en Cambita y creció en la Colonia Ramfis, comunidad humilde que le enseñó el valor de lo pequeño. Por vivencias comprendió que a los pobres pocos los defendían, al igual que a la naturaleza. Su formación estuvo marcada por los padres salesianos en el Hogar Escuela Santo Domingo Sabio, los terciarios capuchinos que coordinan un Reformatorio en la provincia y los jesuitas. Conocidos suyos como Sixto Ramírez, perdieron la vida por seguir principios honestos y denunciar las injusticias. Él lleva más de 36 años combatiendo en las aulas y su deber académico lo ha movilizado a las calles.

Para él- coordinador de la Cátedra de Humanidades P. Antonio Lluberes s.j., del Instituto Especializado de Estudios Superiores Loyola- la educación es un medio para que la población despierte. Sin dudas, estamos en presencia de uno de los educadores más queridos en San Cristóbal. En él se conjugan una serie de teorías que lo hacen ser más que un profesor de sicología organizacional, su testimonio es: social, participativo, real. Pone a Cristo en el centro de sus obras.

Los intelectuales modernos tienen alcance masivo e intergeneracional, pero, sobre todo, tienen verdad. Eso vale oro. Freddy muestra sonriente en su celular a sus herederos, sus nietos, por ellos entra al aula y decide dar el todo por el todo, su esposa e hijos le animan en su labor, saben que es su vocación. Su huella está sembrada en los barrios donde “gasta su tiempo”, ahí, en lugares marginales como Jeringa, camina seguro saludando a los vecinos. Hace unos días, tras uno de sus recorridos, una señora con una preocupación pregunta buscándole: “por aquí ya pasó el profesor Freddy”, mientras que la amiga responde: “no se preocupe, el líder vuelve mañana, es uno de los nuestros”. 

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