Despedida a Rosa Regás, una gran escritora

La gran escritora catalana Rosa Regàs ha fallecido en su patria a los 90 años de edad, reconocida como una de las figuras capitales de la narrativa española del siglo XX. 

Hace poco más de veinte años, ella estuvo en Santo Domingo, invitada por don Pepín Corripio, presidente de la Fundación que lleva su apellido, para dictar unas conferencias, muy concurridas, sobre sus experiencias literarias.

Oriunda de Barcelona, Rosa Regàs es un buen ejemplo de escritora tardía, que logró conquistar un lugar de primer orden en su país a base de talento y trabajo continuo. Una de sus obras iniciales, "Ginebra", fue publicada cuando ella tenía cincuenta y cinco años. 

Así, su carrera de novelista y ensayista se desarrolló a plenitud después de cinco hijos y un largo periplo como editora y traductora para las Naciones Unidas. En 1964, con "Azul", su primera novela, obtuvo el Premio Nadal, ubicándose en un lugar privilegiado entre las ganadoras de ese prestigioso galardón.

       

Rosa Regàs fue una incisiva observadora de todo lo que la rodeaba. Provista de una aguda inteligencia, poseía la inigualable riqueza de quienes han viajado mucho por el mundo y relativizado sus propias nociones culturales, abriéndose a un vasto campo de posibilidades que no hacen sino profundizar y enriquecer la visión antropológica y social de sus escritos.

       

Como novelista, Rosa escribió sin descanso desde su despegue, logrando afianzar en cada obra su aventajada posición entre las narradoras españolas contemporáneas, como Carmen Laforet, Elena Quiroga, Dolores Medio, Carmen Martín Gaite y Ana María Matute.

      

Lo que llama la atención es precisamente el variado registro temático y estructural de las obras de Regàs. Por ejemplo, "Luna lunera", novela con la que obtuvo el Premio Ciutat de Barcelona en 1999, tiene como base la memoria de la guerra civil, compartida por cuatro hermanos que vivieron sus años fundamentales lejos de sus padres, que habían tenido que huir al exilio y roto sus lazos afectivos, quedándose los niños bajo la égida de un abuelo tiránico, católico y franquista.

       

En cambio, "La canción de Dorotea", Premio Planeta 2001, nos presenta el cuadro existencial de la catedrática Aurelia Fontana, en un texto que se aproxima más a una fascinante novela de suspenso, cuya protagonista se enfrenta a sus fantasmas interiores paulatinamente, hasta descubrir secretos de sí misma totalmente insospechados.

En esta novela, la autora probó su consumado arte de la creación novelesca con una prosa segura y densa, rica en agudos matices humanos y labrada en la mejor tradición del género.

       

La presencia de Rosa Regàs en Santo Domingo en el año 2002 dejó un grato recuerdo entre los que tuvimos la fortuna de escucharla y compartir con ella sus concepciones sobre el arte de la creación literaria. Para los que no tuvieron ese privilegio, ella les ha dejado su obra como legado, donde podrán encontrar tesoros insospechados.