Poesía

Tres poemas de Salomé

Su nombre es conocido por todos como la poeta más importante del país. Su vida fue consagrada a la educación y las letras. En su valiosa obra aparece también una colección de décimas cultas.

Ilustración. La gran poetiza dominicana caracterizada como Directora y Docente del Instituto de Señoritas.

Ilustración. La gran poetiza dominicana caracterizada como Directora y Docente del Instituto de Señoritas.

Cuando se habla de ella, se pueden referir muchas facetas en su intensa vida intelectual. Poeta, maestra, madre de ilustres intelectuales, esposa y mujer: Salomé Ureña se consagró también por su amor a la Patria, el cual puso de relieve en su literatura desde distintos ángulos y ante todos los obstáculos.

Textos a la Patria Para 1870, ya la nación dominicana respiraba aires de libertad, gracias a las luchas de los diferentes héroes y próceres de las gestas de independencia.

Tres de sus textos escritos a finales de 1870 y en 1880, resaltan ese sentir que ella tenía hacia su terruño natal, el cual anhelaba ver cada día mejor.

Libertad olvidada Desde 1844, (momento en que se declara la Independencia Nacional) hasta el 1878, muchos habían pasado por la Presidencia de la República; algunos con visión de independencia y otros con anhelos de anexar el territorio nacional a una potencia extranjera.

Con el conocimiento de estos hechos y con un gran pesar que inundaba su espíritu, Salomé se esmeró en escribir, porque el lápiz y el papel eran las mejores herramientas para expresar sus sentimientos. Así lo hizo, y escribió su serie de décimas titulada, “Hecatombe”, la cual salió a la luz en julio de 1878. En las dos primeras estrofas del texto dicen:

“Escuchad: mi Patria un día fue vendida al extranjero y la enseña del ibero en sus torres se veía. El honor y la hidalguía, la libertad y la gloria huyeron de la memoria del pueblo dominicano, que abandonara al hispano sus laureles y su historia. Solo allá, con noble ardor, un grupo digno y valiente que no doblegó su frente al yugo del invasor, en los campos del honor, lleno de coraje fiero, el pabellón de Febrero enarboló en lid apuesta, arrojando una protesta que oyó asombrado el ibero.”

En aquel tiempo, aparentemente, el dominicano ya no recordaba la importancia de ser libre. En sus versos, Salomé expone que la libertad y la gloria huyeron de la memoria del pueblo dominicano. Quizás la sociedad apreciaba y disfrutaba de esta libertad tan luchada, sin darse cuenta de que algunos gobernantes anteponían a ella sus propios intereses y poco les importaba, el destino de la nación.

Unidos por un mismo sentir Para su época, varios intelectuales, amantes de la cultura y las buenas costumbres, tanto ciudadanos nacionales como extranjeros que amaban la cultura, la historia y la identidad de la República Dominicana se agrupaban en diferentes sociedades, al igual que en otros países de América Latina. Eran organizaciones donde el sentimiento nacional impulsaba la creatividad, la educación y los valores de cada pueblo como manera de hacerle frente a las intenciones de las potencias extranjeras de inmiscuirse en sus asuntos internos.

Estos grupos constituían un rol eminente en la difusión de las ideas de la Ilustración, principalmente a partir de la mitad del siglo XIX.

La “Sociedad Amigos del País”, era una de esas asociaciones que unió el sentir de varios intelectuales, que mantenían la visión de libertad y gloria nacional.

La idea fundamental del grupo era promover a través de las artes y la cultura, esa libertad que tanto costó a los dominicanos.

Con una dedicatoria especial a la juventud, para 1878 también, Salomé se expresó así en su poema dedicado a esa referida Sociedad:

“Cual gladiador valiente que al circo peligroso se abalan za y lidia tenazmente, trémulo de valor y de esperanza, y sólo cesa en la tremenda lucha cuando aclamarse vencedor escucha; tal, de entusiasmo llena, se lanza audaz la juventud fogosa con pecho firme en la vital arena. El alma generosa, de impaciencia y ardor estremecida, rasgar intenta del futuro el velo, penetrar los misterios de vida, salvar los mundos, escalar el cielo”. “Eterna soñadora de triunfos y grandezas inmortales…”

Así se refería ella en su canto resaltando que en la misma se integraban amigos y colegas unidos en pensamiento, con plena conciencia de que al país le quedaba mucho por donde soñar.

Salomé concebía una sociedad con educación, un país donde el menos favorecido tuviera acceso al conocimiento. Eso era clave primordial para mantener la libertad auténtica, aun a cuesta de quienes quisieran distorsionar el verdadero conocimiento.

Jóvenes literarios

Luego de la salida del poder de Buenaventura Báez en 1873, se fundó la “Sociedad Literaria La Juventud”, integrada por un selecto grupo de talentosos jóvenes de la época.

Pese a que era literaria, esta asociación cultivó siempre un espíritu patriótico, y aún en circunstancias no favorables para ellos, siguieron dando un ejemplo de apego nacionalista en toda la esfera intelectual en la que se desenvolvían.

En su poema titulado “La gloria del progreso”, escrito en 1880, la poeta le cantó a esta particular sociedad:

“No basta a un pueblo libre la corona ceñirse de valiente; no importa, no, que cuente orgulloso mil páginas de gloria, ni la lira del poeta vibre sus hechos pregonando su victoria, cuando sobre sus lauros se adormece y al progreso no mira, e insensible a los bienes que le ofrece, de sabio el nombre merecer noaspira. El mundo se conmueve cual de una fuerza mágica impulsado; el progreso su luz extiende breve desde la ardiente al mar helado y, vida y movimiento a todo imprime. Por eso las naciones convocadas en lucha sublime/ disputase agrupadas el lauro insigne del saber divino y cada pueblo aspira a llenar con honor su alto destino”.

Ella veía en la juventud a héroes convertidos en ciudadanos, pues mediante sus talentos, lograrían que el país se ciñera de una corona inmortal, llamada libertad patriótica.

Para Salomé todo era motivo de inspiración, pero su amada Patria era, al igual que su familia, la musa principal de la mayoría de sus poemas y otros escritos.

El contenido de sus versos mantiene plena vigencia y es digno de aplicarse algunas situaciones por la que atraviesa el país actualmente.

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