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El Salvador, Principito de América

A partir de un paralelo entre las obras literarias “El Principito” de Anthony Saint-Exupéry y “El Príncipe”, de Nicolás Maquiavelo, el autor los reúne con Roque Dalton, aportando valiosas referencias.

Entre los hallazgos que me deslumbraron en los años que estuve en la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA, Costa Rica) fue descubrir varios libros en original del poeta Roque Dalton. De ellos, siendo director, edité dos obras muy divulgadas en El Salvador: “Pobrecito poeta que era yo” y “Poemas de una lucha de clases”, que nominé “Poemas clandestinos”, tal como se conoce en diversas ediciones posteriores. Dicho con modestia, me considero el padrino de ese título, el hermano poeta ya estaba muerto y pensé que me agradecería el cambio. También me alisté a editar “Las historias prohibidas del Pulgarcito”, pero en esos momentos me llegó la noticia de que ya estaba en prensa por la editorial Siglo XXI en México. Por cierto, es el libro de Dalton que cuenta con más reediciones. Tiempos de lectura A este propósito, los libros de EDUCA se conocieron muy poco en El Salvador, debido a la situación de guerra, y las intolerancias hacia el libre ejercio de la lectura; sin embargo, la edi- torial fue un éxito en los otros países centroamericanos. Fueron tiempos en que los libros volaron sobre las fronteras, como las golondrinas, y que quizás no volverán, por lo menos debemos esperar un tiempo de acomodos democráticos. A los propulsores de la editorial se les obnubiló la visión al valorar que el fin de la guerra en Centroamérica significaba que la literatura regional no era prioritaria. Y la hermosa iniciativa se tiró a la basura. Horror de errores. Roque Dalton vs Mistral Lo anterior son digresiones producto de nostalgias y pesares. Retorno al tema original. Cuando leí las copias originales de “Historias prohibidas del Pulgarcito” me di cuenta de que el libro llevaba un epígrafe punzante y sarcástico dedicado a la premio Nobel Gabriela Mistral, por habernos otorgado un sobrenombre con el que Dalton no estaba de acuerdo, por darnos falsas esperanzas; además de ser un calificativo demasiado inmodesto en tiempos de autoritarismo político. En la realidad, el epígrafe es inexistente por no aparecer en ninguna de las reediciones. Lo menciono solo como curiosidad de las labores editoriales. Los originales quedaron en los archivos; pero supongo que aún existen para verificar esa crítica de Dalton a la poeta Mistral, buen insumo para quienes dan importancia a estos datos. Similar a esas enmiendas es el cambio de título a “Poemas de una lucha de clases”. Libertad de todo editor. Contexto salvadoreño El sobrenombre para El Salvador de “Pulgarcito de América” es gracioso, no molesta, por lo menos en estos momentos que disfrutamos de un proceso democrático que, como nunca había registrado la historia nacional, se encamina a ser irreversible mediante la consecuente aplicación de políticas públicas. La democratización tiene como base fundamental la conciencia alcanzada de vivir en democracia. A partir de la boutade de Dalton con Gabriela Mistral, y la calificación de “Pulgarcito de América”, se me ocurrió relevarlo por el de “Principito de América”. Es algo más cerca de los salvadoreños y lo merecemos, pues el personaje “la Rosa” simboliza el amor eterno de Saint-Exupéry por una salvadoreña en la que se inspiró el autor. No tuvieron hijos de sangre, pero sí uno mundial: “El Principito” que es, después de la “Biblia”, el libro más traducido en el mundo. Y hay otra justificación más que debe reiterarse aunque se caiga en una especie de patriotería. El asteroide de donde llega el personaje de “El Principito” es pequeñísimo, como El Salvador, mínimo si lo vemos a nivel de la geografía universal. Según la obra, dicho asteroide tiene dos volcanes apagados y uno activo. Si visitamos Armenia, cuna de Consuelo Suncín, vemos los volcanes Cerro Verde, volcán de Santa Ana y el Izalco, además que los tres “boababs “(árboles muy parecidos a los que llamamos ceiba en nuestra región) se vinculan a la hacienda Tres Ceibas, donde vivió la esposa del autor del libro de Saint-Exupéry). En estos momentos, ningún crítico literario duda que la rosa del libro está inspirada en la compatriota de Armenia, El Salvador: Consuelo Suncín. Libro para adultos Todo esto, independientemente de los simbolismos que tiene cada uno de estos elementos del libro, , hace que “El Principito” no sea una obra infantil, sino dedicada a los adultos, aunque los niños se enamoren de la figura del niño, con capa azul y roja desplegada como alas de mariposas, botas altas y espada de juguete. Entre otras cosas, “El Principito” es una apología a lo creativo y lo imaginario. Es interesante que, como obra de un artista de trascendencia universal, tenga un punto de contacto con lo dicho por el científico Albert Einstein: “Más importante que el conocimiento es la creatividad y la imaginación”. Aplicable a todas las invenciones humanas, con una filosofía que toma fuerza en una de las frases más significantes de la obra, donde Saint-Exupéry expresa principios de sensibilidad social, base de toda convivencia: “Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”. La obra señala una ruta para irrumpir en las mentes formalistas. (+) ENCUENTOS Y DESENCUENTROS ENTRE PRÍNCIPE Y PRINCIPITO Para terminar, menciono el éxito que tuvo un conversatorio celebrado en el Museo Nacional (MUNA), donde compartí mesa de honor con una sobrina nieta de Consuelo Suncín y con el ministro de Obras Públicas, Gerson Martínez, quien hizo una comparación entre las obras “El príncipe” de Maquiavelo y “El Principito”. El primero mira con los ojos y percibe por los sentidos; el segundo propone conocer con espíritu libre e imaginación. El primero es práctica política, el segundo es revelación que descubre un humanismo trascendente. El Principito convierte los sueños en realidad. El Príncipe sueña con hacer real el poder en función de engrandecerse. El Principito sueña sin importarle equivocarse. El Príncipe prefiere las pesadillas antes que aceptar la equivocación. El Principito educa para sentar bases justas de solidaridad. El príncipe orienta para gobernar como fin en sí mismo. Además, el ministro develó, ante el público que abarrotaba el MUNA, la escultura en bronce de El Principito que estará en el centro de un parque infantil, en proceso de construcción a lo largo del bulevar Monseñor Romero. Un sueño a punto de hacerse realidad.

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