ARTES VISUALES
¿Arte o delincuencia?
EL GRAFFITI INVADE LOS BARRIOS DE SANTO DOMINGO PARA DEMOSTRAR QUE EL TALENTO EXISTE
El graffiti, más que un acto de vandalismo, se ha convertido en el grito de los jóvenes más pobres, en una forma de impactar y de llevar un mensaje a través de colores y formas que, combinadas, crean maravillas. De acuerdo a los expertos, “el graffitti es el resultado de pintar textos en las paredes de manera libre, creativa e ilimitada con fines de expresión y divulgación, donde su esencia es cambiar y evolucionar buscando un atractivo visual y con un alto impacto”. La mayoría de las veces, los artistas de esta forma de expresión, quedan en el anonimato, como si solo les interesara que su dibujo detenga a los transeúntes y les dé un mensaje. Muchas veces, este mensaje tiene que ver con cambios culturales o políticos, con eventos que pasan en el “barrio” o con acontecimientos personales. Todo esto se plasma con un ‘spray’ y a través del uso de letras, palabras o dibujos. Pero lo diferente de esta historia es que más que “obras de delincuentes”, muchas de las piezas que se observan en las paredes de las calles de los barrios de Santo Domingo se podrían calificar como “obras de arte”. Así lo descubrió la estudiante de comunicación y fotógrafa Virginia de León, cuando en una clase aceptó la encomienda de fotografiar “graffittis” en la ciudad. “Primero pensé en los dibujos que veíamos en las paredes, pensé que habían muchos a mi alrededor. Luego, me dijeron que buscara la definición de “graffitti” para entender mejor el concepto de mi tarea. Y así lo hice”, narra. La joven cuenta que al descubrir eso, se dio cuenta de que no habían tantos y que, para hallarlos, podía ir a las ‘zonas calientes’: “Y ahí los encontré. Me alegró tanto ver el colorido y la belleza de los lugares. Cada vez que tomaba fotos, yo pensaba: “donde menos lo piensas, ahí está la cultura”. Entre sprays y rótulos De acuerdo a Virginia de León, el “graffitti” es un dibujo que se hace es espacios públicos, generalmente sin permiso, que refleja alguna queja o protesta en contra de las autoridades de su país, gobierno, ciudad. Por lo general, el “graffitero” está en el anonimato. Otras de sus características son la marginalidad, la espontaneidad, la escenicidad, la velocidad, el uso de materiales de fácil acceso y la fugacidad. Como testimonio vivo de este arte, el graffitero Jose Tunerve califica su experiencia como “una de las cosas más importantes que ha llegado a su vida, ya que con él se ha identificado y puede expresarse de distintas maneras”. Arte Público De acuerdo a la muralista Xaivier Ringer, este tipo de arte se puede definir como uno que utiliza los espacios físicos públicos como lienzo para pintar e instalar esculturas, entre otros. “Se puede compartir con cualquier persona que está en el espacio donde está el arte. Los peatones interactúan con el arte, así como los que transitan en carros públicos”, señala. “Es como tener una galería al aire libre con menos límites para compartir la expresión y belleza del arte”, asegura. Mientras que la artista Carolyn Nicolás, lo define como toda manifestación de arte que se realiza en un espacio público, que involucra a la sociedad y que es realizada bajo un previo permiso o no. “Para mí es una forma de expresión, de liberación ante la sociedad, es como el artista plasma su sentir hacia al mundo”, dice. ¿Discriminación al graffitti? Muchos ‘graffiteros’ han enfrentado discriminación por la naturaleza de su arte. Xaivier Ringer opina que hay cierto desconocimiento sobre el tema. “Depende de la perspectiva de la persona. Hay quienes los respetan porque se les considera como artistas que pueden utilizar la lata como manera de pintar, expresarse, llevar mensajes y embellecer los espacios públicos y/o urbanos. Mucho más cuando la obra se ve bien y es capaz de contener cierto respeto en favor de la comunidad”, destaca. Mientras que para Nicolás, la discriminación existe por el desconocimiento del ‘graffitero’, su causa y la cultura que lleva. “A diferencia de ese tipo de expresión, el mu-ralista necesita su tiempo y espacio, generalmente va acompañado de un permiso y no necesariamente tiene que estar expuesto en un espacio público, por lo que pienso que tiene mejor acogida que el graffitti de parte de nuestra sociedad”, considera. Desarrollo A José Tunerve le gustaría que existiera una organización que agrupara a todos los ‘graffiteros’ dominicanos porque a pesar de que hay algunos grupos como ‘Arttabu’, ‘Dol Crew’ y ‘Los Bs’, no se congregan bajo un mismo techo. “Sería un gran paso para nosotros”, comenta. Mientras que Ringer propone que a nivel nacional y local se involucre más al Ayuntamiento y al Ministerio de Cultura para ayudar a los artistas con deseos de expresarse, y desarrollar un proyecto fijo con objetivos bien defini-dos. “Así se puede organizar iniciativas multisectorales, de negocios que valoren la responsabilidad social, para abrir más las puertas hacia la colaboración entre la comunidad, artistas y las autoridades”, aconseja. Para Nicolás, lo que se necesita para desarrollar esta área son eventos culturales que apoyen el buen arte: “Esta iniciativa la tuvimos con ‘Criollos Arte en la Ciudad’ en donde invitamos a diez artistas emergentes; luego de esto se ha visto una gran motivación a nivel nacional de los artistas urbanos, se ve más entusiasmo”, opina. Aunque también destaca que faltaría el apoyo económico de las empresas para facilitar materiales y demás, “de esta forma se le da seriedad a lo que se propone y, por supuesto, el apoyo del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) para facilitar los espacios públicos y así de esta forma embellecer nuestra ciudad”, puntualiza. Para finalizar esta historia, luego de apreciar las distintas opiniones en torno a este arte, lo mejor sería que cada quien se preguntara si el graffitti es ¿arte o delincuencia? (+) MURALES “A LOS CUATRO VIENTOS”Los murales, junto al graffiti se muestran como otra forma de “arte público”. Según la muralista Xaivier Ringer, se hacen en paredes que pueden ser espacios del gobierno o privados. Para su elaboración, se pueden utilizar varios medios: pintura, aerógrafo, materiales reciclados, etc. También son imágenes visuales que muestran un mensaje que tiene una relación con el espacio donde esté, interactuando con la comunidad, o puede ser una expresión que no necesariamente lleve un mensaje literal. “Cuando yo hago los murales, primero tomo en cuenta el espacio a trabajar, la ubicación del espacio y qué función tiene y, luego, interactúo con la comunidad para encontrar un tema que le afecte o le concierna”, explica.