Edición Madres 2024
JUDITH RODRÍGUEZ: LA SINFONÍA PERFECTA DE SER ARTISTA, HIJA Y MAMÁ
- Rol. En este momento de su vida, no solo se define por su talento, sino que su rótulo preferido es el de madre.
Con más de 20 años de carrera y un sinfín de corazones tocados e inspirados, la actriz Judith Rodríguez ha destacado en el ámbito artístico por su excelencia y calidad interpretativa; en este momento de su vida, no solo se define por su talento, sino que su rótulo preferido es el de madre.
La profunda conexión que ha sentido con la maternidad, inspirada en el amor y guía de su progenitora, así como el nacimiento de su hija, hace nueve años, ha transformado su perspectiva del mundo y la ha hecho más humana y auténtica. Este rol la ha impulsado a evolucionar, constantemente y de manera más consciente, con el fin de mejorar y madurar, fortalecer su humanidad y afinando su arte.
Su madre: “mi persona más inspiradora”
Una mujer afable, un ser humano muy espiritual, que destaca por su capacidad innata para comunicarse “desde un lugar muy mágico” y arraigado en la fe; así describe Judith Rodríguez a su madre, Mercedes Pérez, a quien considera su primera inspiración en el arte y un faro para fijar su mirada más allá de los reflectores: en la empatía, la humanidad y la capacidad de establecer conexiones sinceras. Ella es la persona que nunca soltó su mano y le ofreció el aliento de vida que necesitaba en la etapa de incertidumbre y pronóstico sombrío que atravesó mientras ganaba su batalla contra el cáncer.
La artista compartió con Listín Diario cómo su progenitora siempre ha sido una figura central en su vida, inspirándola desde la infancia, porque a pesar de enfocarse más a encaminar su familia y a sus actividades de magisterio, nunca dejó de ser cantante y ahora es solista en el coro de su iglesia. Reveló que, en todo momento, la vio como una mega artista, con un don y carisma impresionante; por lo que, reconoce entre el orgullo y la gratitud que “mi mamá ha tenido una influencia directa en mí, yo siempre quise hacer las cosas bien porque quería que se sintiera orgullosa”.
Cada mañana, mientras Mercedes despertaba a sus cuatro hijos para dirigirse al colegio, cantaba y se movía al ritmo de “Las mañanitas”, logrando encender en ellos la alegría desde tempranas horas; una melodía que resonaba en la actriz como un acto de majestuosidad, “como si nosotros fuéramos el público más grande del mundo”. Narra este recuerdo, el cual atesorará por siempre, destacando el impacto que tuvo en la elección de su carrera. “Ella fue mi primera inspiración, no para ser actriz, sino cantante, que era lo que verdaderamente quería hacer en la vida”.
Increíblemente, Mercedes no quería que Judith fuera artista por los temores iniciales a los riesgos de la industria, a los daños que ésta puede ocasionar, “ahora sí, ya lo ve, lo aplaude y se siente orgullosa, pero deseaba otra cosa para mí”.
La actriz se ha preparado académicamente en el ámbito artístico, robusteciendo desde sus inicios su formación en la Escuela Nacional de Arte Dramático; con una gran habilidad para navegar entre varias corrientes: actuación, producción, canto, composición y otros campos creativos. Pero también otorga especial reconocimiento a su madre por haberle insistido para que realizara una licenciatura en Comunicación Social, que le ha servido para alimentar su arte y deseo de investigar constantemente dentro de éste, y agrega: “yo creo que actuar también es investigativo y las herramientas que yo he recibido de la comunicación han sido fundamentales para la construcción de mis mejores personajes, la escritura de mis mejores historias y guiones”.
Considera que no contar, al inicio, con el apoyo de quien considera su persona más inspiradora, la fortaleció y empujó a luchar por sus sueños.
En los momentos más desafiantes de su carrera, los consejos y el ejemplo de su madre le han mantenido fiel a su propósito, subrayando una narrativa llena de amor entre madre e hija. “Mi mamá está muy consciente de lo difícil que es ser artista en República Dominicana y uno de los últimos consejos que me dio es que no deje que absolutamente nadie me quite de mi propósito, me tumbe el ánimo o los deseos de seguir logrando mis sueños. Ella está constantemente recordándome que Dios ha puesto un don hermoso en mí y que yo vine a hacer esto al mundo”.
“Yo siempre vi a mi mamá como mi primer público, mi primera espectadora, y trataba de esforzarme el doble, tal vez el triple, para hacerlo bien, para aprender bien y desempeñar de manera efectiva lo que estuviera haciendo en ese momento, para llenar sus expectativas, para sentir esa validación de ella”.
Su hija Maiah: "una razón real y verdadera para seguir viva"
Con la emoción y sensibilidad que le caracteriza, Judith relató que convertirse en madre ha sido lo mejor que le ha podido pasar en la vida. Describió a su hija Maiah, de 9 años, como su más íntima amiga, con quien ha priorizado el mantener una relación honesta, llena de amor, empatía y compasión.
Para Judith Rodríguez, el legado más valioso que una madre puede ofrecer a una hija es la integridad de nunca sacrificar quién es, la verdad que tiene y su esencia. Expresa que “ahora que yo soy madre, he entendido que enseñamos no solamente por palabras, sino por acción; no solo en la teoría, sino en la práctica; como vamos haciendo las cosas, los hijos van absorbiendo y van moldeando su forma de ser de acuerdo o como respuesta a eso que observan y absorben”.
Maiah le ha brindado a Judith un propósito genuino, transparente y profundo para perseverar en este mundo. Lo hace todo impulsada por el amor hacia su hija, con la esperanza de dejar un histórico significativo que marque positivamente su vida, “un legado importante”.