La patrona de las madres

Este sábado 27 de agosto celebramos el Día de Santa Mónica. ¿Y por qué deseo hablar de esta santa?

Simplemente porque esta santa siempre llamó mi atención, porque supo arrodillarse y llorar por muchos años pidiéndole al Señor la conversión de su hijo Agustín, que llevaba una vida licenciosa.

Santa Mónica es el prototipo de madre por su constancia y oración hasta lograr la conversión de su hijo.

Le siguió los pasos hasta Roma, embarcándose en otro barco, ya que Agustín la engañó y la dejó varada en el puerto. En Milán, Mónica se encontró con San Ambrosio, obispo de la ciudad, que es el que facilita y ayuda en la conversión de Agustín. Entonces deciden regresar a su tierra y esperando el barco en el puerto de Hostia, Mónica se sintió mal y a los pocos días falleció, contando solamente con 55 años.

Muchas madres y esposas se han encomendado a Santa Mónica para que las ayude a convertir a sus esposos e hijos. Existe una famosa congregacion, las Mónicas, cuyo único sentido es rezar por sus hijos, para que Dios los proteja y lleven el camino del bien.

Es considerada Patrona de las Madres.

Ella sufrió en silencio la falta de fe de su esposo y de su hijo. Su mayor deseo era verlos bautizados y en el camino de la religión cristiana.

Fue una mujer fiel y nunca renunció a insistir con ruegos para conseguir de Dios la conversión de su esposo y se su hijo Agustín.

Santa Mónica eligió ser fiel en lo poco y pudo alegrarse en el banquete de los que se glorían en el Señor.

Tomado en parte de Rayo de Luz