SENDEROS
Espera de cambios en el nuevo año
Cada final de año es una esperanza que se abre en los corazones de toda la humanidad. Esperanza que va en relación a todo lo que el viejo año nos dejó o a lo que estemos enfrentando ya sea individualmente o como grupo o nación. Marca la diferencia el nivel de dolor en que nos encontremos cuando el reloj marque las 12 de la noche del 31 de diciembre. Siempre buscamos realizar los deseos más urgentes que creemos nos llevarán a la esperada tranquilidad de nuestros mundos, sea la manera o la vida que llevemos en lo material y en lo espiritual y ni hablar de la salud tan deteriorada en todos los campos de la vida en general (física, emocional, mental o espiritual). Mirar con optimismo el 2014 es tener el corazón puesto en que la esperanza es un puente que todos debemos cruzar, con un tiempo cada vez más acelerado en un panorama mundial y nacional que a simple vista no parece esperanzador, pero que los que pueden ver más allá de la simple forma saben que todo se está transformando, que estamos pasando por una hora oscura para llegar a un amanecer glorioso. Los cambios se producen en el corazón y para el amor, por el bien común, para que la gran mayoría se beneficie con ellos, ¿pero qué pasa con las cosas y situaciones que no son beneficiadas con el buen cambio? Es cierto que todos somos hijos de una misma esencia divina, Dios; pero no todos están bajo la gracia del divino, porque hay algo que muchos han olvidado y es que Dios no violenta sus reglas, y si no están bajo estas reglas no pueden esperar la gracia del Creador. Los que quebrantan la ley del amor, no pueden esperar que el Padre los vea con los mismos ojos de aquellos que viven bajos las normas de hacer lo mejor desde el corazón, con el amor. Tenemos que ver más allá de la simple materia, debemos ver con el corazón y el corazón no se equivoca. Como nación nos dejamos envolver por la ilusión de las culpas de una deuda que no tenemos, que ya pagamos, y además con unos intereses de los cuales nunca nos hemos beneficiado. El robo espiritual es demasiado grande para poder dejarlo pasar, lo que está en juego es mucho más que simples tierras o el derecho de estar aquí o allá, es el derecho de la soberanía espiritual. Hay mucho en juego en el 2014, pedir y fortalecer a todos por el bien de todos, cada cual desde su escenario deberá poner no solo un grano de arena, esta vez deberá ser el corazón para poder merecer el sitio que tenemos en un mapa que quizás muchos no creen que existe, y es que República Dominicana es y se convertirá en luz de América, y esto que ahora vivimos forma parte del derecho de defender esta luz divina.