Reflexión de Yayo

A propósito de la revelación de la vicepresidenta Raquel Peña de que sueña con ser presidenta de la República y sus posibles repercusiones a lo interno del Partido Revolucionario Moderno (PRM), vale resaltar una valiosa reflexión que hace unos días hiciera el director de Aduanas y alto dirigente oficialista, Eduardo –Yayo- Sanz Lovatón.

Yayo –de los principales presidenciables del PRM- resaltaba las varias y cualitativas opciones con las que cuenta el partido para encabezar la boleta presidencial en el 2028, pero señalando que lo más importante era que todos supieran manejar las emociones e inteligencia emocional para así poder garantizar la unidad.

Ejemplificaba que quienes hoy dirigen el PRM son los hijos de una generación que vio como Jacobo Majluta y Peña Gómez se “destriparon” y que lo propio pasó con Hipólito Mejía y Miguel Vargas, así como con Danilo Medina y Leonel Fernández. Una exhortación dramática pero avalada con los ejemplos de lo que pudo haber sido pero que no fue debido al mal manejo de las divergencias internas.

Los partidos políticos son entidades vivas que se mueven y se adaptan a las realidades, pero sobre todo…a sus realidades, y para el PRM la más significativa de ellas es que en la próxima contienda no tendrá como candidato a su ficha más poderosa que es el presidente Luis Abinader.

Razones por la que resulta comprensible que la militancia quiera alinearse en torno al perfil que entienda puede cohesionar la tropa y garantizar su permanencia en el poder.

Solo que, y como también lo advertía Yayo en esa entrevista con el vecino Pablo Mckinney, esas iniciativas deben hacerse, amén de con mesura, moderación y respeto, sin descuidar la obra de gobierno porque a fin de cuentas, si a Luis le va mal así mismo le irá al PRM.