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Reminiscencias

Orlando, 50 años después, no me resigno y mi dolor no cesa

He visto, durante lo que va de Marzo, las reacciones de la Comunicación Social para conmemorar con cierta tristeza su partida.

Orlando fue una poda espantosa llevada a cabo por la intolerancia demencial de intereses muy poderosos de la República, que todavía siguen distantes, impunes, de la autoría intelectual de la barbarie de su asesinato.

Dejé pasar “Los Idus de Marzo” para apreciar la sinceridad de los sentimientos que suscitara la evocación de aquella derrota de la República al suprimirle su pluma, antorcha de la suerte nacional.

En el centro, el periodista Orlando Martínez y el profesor Juan Bosch. Figuran también en la foto los periodistas Ramón Reyes, Antonio Espinal y Manuel Severino

En el centro, el periodista Orlando Martínez y el profesor Juan Bosch. Figuran también en la foto los periodistas Ramón Reyes, Antonio Espinal y Manuel SeverinoFundación Juan Bosch

Admito que siguen siendo consistentes, aunque todavía siguen sesgadas; esto porque, en el fondo, se le quiere inculcar a las nuevas generaciones una autoría intelectual que yo combatí en su momento defendiendo al presidente Balaguer, y hasta al profesor Juan Bosch, cuando se le quiso imputar algún grado de cercanía con el espanto, todo porque había surgido cierta discrepancia de pareceres entre el periodista insigne y el prócer.

Era un tiempo peligroso, pero yo sabía bien cuál era el tipo de respeto y consideración que le tenía Balaguer a Orlando, porque éste fue el defensor por excelencia de sus Leyes Agrarias. Es más, eso lo llevó a la decisión de legalizar la existencia del partido político de izquierda PCD, al cual pertenecía el Mártir.

Hacía su defensa con mucha seguridad porque Orlando visitaba, casi todas las noches, mi hogar a hablar del Programa Agrario, a desentrañar mejor las razones de haber sido puesto en vigencia tan abruptamente en el año ´72; cosa ésta que yo comentaba con el Presidente Balaguer, que se sentía muy halagado de que así fuera.

No se quiso ver, desde luego, que la autoría intelectual correspondía a otros enclaves de poder con implicaciones muy delicadas de carácter internacional y acuerdos perversos con expedientes nacionales escandalosos de corrupción pública. Había recibido una carta que respondiera en Microscopio.

Siempre insistía con esa versión de hermano menor y le decía: “Orlando, no vayas a los lugares donde se producen las noticias sobre sucesos, porque uno se turba, y cuando los describe utiliza emociones fuertes.” Me refería a aquella ocasión tan penosa en que un brillante exponente del arte nacional fuera vejado en el Aeropuerto de las Américas, en una desconsideración indignante, que naturalmente Orlando no podía ignorar y menos asordinar. Le aconsejaba no exponerse “a las patas de los caballos” que otros implicados en casos más graves podrían utilizar.

Mi tristeza e indignación por su muerte no la he podido borrar y escribí unos modestos versos, entonces, desde el tiempo en que se perdiera.

Matar a un ruiseñor

Orlando Martínez fue asesinado el 17 de marzo de 1975.

Orlando Martínez fue asesinado el 17 de marzo de 1975.ARCHIVO/LD

Orlando, ni la bala en la cara

deformó tu inocencia.

Parecía un lunar,

como si sintiera

su horrible misión,

como si tuviera

el plomo conciencia

de la noble vida

que iba a segar.

A asomarme a tu ataúd

presumí sus bordes

como precipicios,

grande fue mi asombro,

y hallé tu expresión

de paz y sonrisa,

¡Si te hubiesen visto

quienes te callaron,

sin arrepentirse

se avergonzarían!

Ellos,

ésto no leerán

con sus retinas

de pesos

y de sangre.

Si acaso tienen hijos,

o madres, o hermanos,

o esposas y te hubieran visto

digno y tranquilo,

postrado en la muerte,

podrían recelar del cáncer,

del accidente, de la heroína,

de la deshonra,

de la ceguera,

de la ruina total

de sus familias,

fatalizadas

en sus besos

con su baba de hienas.

¡No son maldiciones!

¡Para qué escupir

Al estercolero!

No había en tu rostro

de niño muerto;

ni rictus,

ni mueca,

ni odio,

ni miedo.

¡Si te hubieran visto!

podrían pensar

que pueden seguir

sin temer a Dios

sirviendo a Satán,

con tu sacrificio,

le hicieron servicio

al enviarle un justo

de esta Patria absurda

como rara muestra

de lo que es futuro.

Los campesinos

ignoran

que el tráfico viento

del crimen

arrasó su mejor cosecha,

¡Que eres tú!

Más,

algún día,

tendrán el espejo

de su joven muerto

inocente,

puro

sonriente,

honrado,

por la inmolación

en su causa inmensa.

Porque tú eres,

no tan sólo eras,

corazón secreto

y distante

del campo nuestro.

Ya lo sabrán

cuando la mañana desgarre

de su ignorancia

las sombras

y sea el regocijo

y su suerte

recordar tu ejemplo,

y vivar tu nombre.

De niño

cuando iba al campo,

mi madre

me reprendía

“¡A quien mata un Ruiseñor

se le rompe la honda!”

yo obedecía

candorosamente

el piadoso engaño!

Quienes te mataron

y así lo ordenaron

Orlando,

Perderán sus hondas

el día que no esperen

porque,

además de corazón,

fuiste Ruiseñor

de aquel drama insomne.

Y la Madre Patria,

hoy absurda

y sufriente,

no sabrá mentir,

ni olvidar

qué hacer

con las hondas

de los asesinos

de sus Ruiseñores.

Comprenderán ustedes que a mis años se explica este tipo de reacción. El 5 de Abril traeré un artículo que publicara en la Revista Ahora en fecha 17 de Marzo de 1979, titulado “Prosas Pobres para un Aniversario Triste.” Era el cuarto.

Sigo entendiendo que acerca de las tortuosas investigaciones que se ordenaran y no se publicaran en los diarios hasta hoy en día, es más apropiado tratarlo en mi autobiografía “Lo que pude vivir”, que está por cobrar velocidad porque el tiempo me apremia, alejándome de las fatigas de mi tórrida existencia.

Mi blog en redes “La Pregunta Marino Vinicio Castillo”, miércoles, y La Respuesta televisiva, domingo, han acogido con beneplácito mis Reminiscencias en este Listín Diario.