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Ideas Puntuales

¿Quién busca a los que faltan?

El caso de la joven Sudiksha Konanki, turista de 20 años desaparecida en las playas de Punta Cana, ha dejado más de una conjetura, muchas dudas, pocas respuestas, pero, sobre todo, ha puesto en relieve la urgencia de fortalecer nuestros protocolos de búsqueda de personas desaparecidas.

En nuestro país hay demasiados nombres en la lista de desaparecidos que quedan en el olvido. Mucha gente vive con la angustia de no saber qué pasó con sus seres queridos, mientras enfrenta trabas burocráticas, indiferencia y procesos de investigación que, a veces, se diluyen sin respuestas.

Las primeras horas son cruciales en la búsqueda de una persona y, sin un protocolo ágil y eficiente, se pierden oportunidades de hallarlas con vida. Más allá del eco mediático que algunos casos logran generar, la verdad incómoda es que muchas desapariciones ni siquiera reciben la atención necesaria. Las denuncias quedan archivadas, las búsquedas son superficiales y los esfuerzos de las autoridades no siempre están a la altura.

Venga de quien venga el planteamiento, asegurar que las autoridades se esmeraron en la búsqueda de la joven india con la misma celeridad que lo hacen con los ciudadanos dominicanos es casi un eufemismo. Tenemos sobrados ejemplos de familias que dejan ver lo contrario.

La incertidumbre y el desamparo son tragos amargos con los que lidian día a día aquellos que sufren la desaparición de un ser querido, y es deber del Estado garantizar que cada caso tenga la más excelsa asistencia. Se deben reformular o crear todas las leyes y protocolos que sean necesarios para que así sea.

Es una realidad que demanda empatía en sobreabundancia, pues solo quien pasa por algo semejante es capaz de comprender la desesperación y las fallas sistémicas que pululan alrededor.

Lo que sí tengo claro en la vida es que toda situación adversa es una valiosa oportunidad de aprendizaje, y esta, sin lugar a dudas, ha sido demasiado adversa y difícil de olvidar.