Asalto nacional combinado
Porque son como niños de teta los funcionarios que han estado todo el tiempo saboreando la idea de gastar lo que no tienen, han cedido en todo momento a la lujuria de sus corrupciones codiciosas, aceptando todo tipo de coimas, mientras un congreso nacional complaciente y sin calidad para ser un excelente fiscalizador, apoyo por décadas, un endeudamiento que desde siempre ha sido insostenible, pero que siempre fue parte del botín de guerra contra entrega la soberanía nacional.
Amenazados siempre por los mal llamados amigos de la nación dominicana, los buitres y los chacales acechan, mientras sacan sus dientes y sus uñas para devorar lo poco que queda de la nación, o cobrarse como siempre con recursos naturales.
Los chacales volvieron a intentar dañar el salcocho, claro motivados por la contraparte insaciable local. No olvidemos que todo se pintaba color de rosas en el país de las maravillas y apoyado hasta por las calificadoras de riesgos país. Y al unísono con esto, personeros pagos de la misma claque especializada, se encargaba de abrir el camino con la opinión técnica, académica y pública, para indicar lo mismo que ahora el martillo del amante rubio desea apoyar, la insostenibilidad fiscal.
Pero sobre este punto gobierno y oposición están totalmente de acuerdo, pues sea Juan o Juana que utilice la silla de alfileres, habrá más menudo en el botín de guerra, que es el erario que se reparte cada cuatro años.
Y al referirse a esto, siempre se pone de relieve el mismo punto de un déficit fiscal planeado, que se necesita cubrir sin justificar, pues nunca ha sido consultado el Soberano Mandante, si las pretensiones gubernamentales son aprobadas por el dueño del erario.
Ese mismo monstruo devorador que acompañó a los desgobiernos del Jacho Prendido, en todos sus gobiernos, para luego querer vender la nostalgia de un acuerdo Stand Bye o Ajustes Fiscales, donde siempre el pobre si hizo más pobre, la clase media desaparece y donde solo quedan ricos los gobiernos de turno y sus nuevos desfalcadores del erario.
Otro asalto a la nación es un despropósito y es insostenible. Un asalto planificado, que viene sazonándose desde que el pueblo dominicano supuestamente logró tumbarle el pulso al mal llamado gobierno del cambio, y donde personeros anti pueblo han sabido decir: quieren calles, quieren túneles, quieren acueductos, quieren escuelas, pero no quieren reforma fiscal. ¡Cuánta irresponsabilidad para los mismos cuatreros que destruyeron la economía del país en su momento!.
Ese mismo mecanismo destructor del Jacho Prendido, era el camino malo señalado por Joaquín Balaguer que gracias a los inolvidables y corruptos 20 años morados, ha vuelto a la carga, para destruir hasta las reservas privilegiadas de la nación dominicana. Ya no se hablara de tierras raras, sino de Nación Rara, de una generación Zombi que disfruta más del maltrato de sus políticos que de una Salsa.
No serán extrañas las concesiones que se avecinan y que intentarán ser el nuevo milagro económico dominicano, para calmar la sed devoradora de las Condiciones Chacales y sus cómplices locales. Parece que no bastó el entreguismo y el abuso de las entidades que auspiciaron siempre nuestra falsa democracia y la desestabilización del país, cada vez que algún gobernante se paraba en dos patas y hacia caso omiso al requerimiento leonino del emperador de turno.
Imperio es imperio y esto parece que lo olvidamos, pretendiendo que existe hoy en día un noble mesías en la casa blanca, cuando no es más que la cara visible de un atroz devorador, que impondrá sus criterios por encima de todos y hasta de la ley federal.
Estamos a tiempo de impedir que se produzca un nuevo atraco a la nación, no solo impidiendo que se implementen leyes y medidas que deterioraran aún más la calidad de vida de la gente. Si no, evitando más entreguismo con nuestros recursos naturales: el oro, el petróleo, el litio, las tierras raras, y hasta el espacio aéreo con cohetes turísticos, nuestras playas, nuestro territorio y cualquier otro tipo de concesiones gravosas al interés nacional.
El único camino transitable, es el de la devolución de los dineros “tomados como préstamos personales de las arcas del estado en las últimas décadas”, por los descendientes poderosos del rey Atila, quienes han demostrado con su paso por la cosa pública, que donde pisaron sus caballos, no crece la yerba, pues lo destruyeron todo. Pero todos ellos están protegidos por una partidocracia mafiosa que lucha por no desaparecer, a pesar de su desprestigio vital.
Pero seguimos dormidos, mirando el espectáculo e intentando todos ser candidatos, mientras el hacha va y viene y destroza el corazón de todos los dominicanos. Hay tiempo de hacer patria y no les tocará al presente gobierno del cambio esa noble tarea, pues no se puede dar lo que no se tiene, sino para que el mismo pueblo dominicano se empodere y defina lo que quiere como Soberano Mandante. Y no permita que vuelva el asalto al tren de la nación, como sucedía en aquellas películas del viejo oeste.
Este nuevo atraco disfrazado de imperiosa necesidad económica debe ser impedido, a no ser que el maquillaje de las cifras del estado, sean reconocidas públicamente, para tal vez con esto justificar las incoherencias del discurso y la narrativa de una gestión que se auto destruye paulatinamente.
Si gobernar significa destruir la nación dominicana, nuestro pueblo agradecería de manera muy significativa, que se de paso a una nueva estrategia nacional de desarrollo, acompañada de nuevos funcionarios en los tres poderes del estado y en los distintos órganos constitucionales. Lograr esto sería prioridad del Soberano Mandante, el cómo lograrlo deberá definirse, pues no existe fórmula electoral para ello.
Seguir jugando a la política con los mismos personajes corruptos de todos los partidos representados en el congreso nacional, donde cada quien en su momento hizo lo mismo, saquear la nación y destruir sus recursos estratégicos, no tiene sentido.
Creo que ha llegado el momento, del surgimiento de un nuevo enfoque y sistema de gobernanza, pues lo que realmente es insostenible, no es el tema fiscal, sino el sistema político degradante vigente y el mismo modelo de gobernanza.