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Carta a Orlando Martínez

Cincuenta años de una ausencia material forzada, de una sin razón inesperada, de un hecho inútil que invirtió lo deseado, de una cobardía por querer acallar tu voz, porque sabía que tu pluma dictada por la luz que iluminaba tu mente prodigiosa, repleta y cargada de verdades, era ética; no querían que llegaras a los oídos de tu pueblo que ansiosos de escucharla con la claridad que tú las expresabas, pues ponías en descubierto todas las maldades, engaños y maledicencia conque nos explotaban, sus conciencias no tenían manera de resistir el valor y ardor de tantas razones envueltas en esos escritos en MICROSCOPIO, que disparaban directamente a la sucia conciencias de un hipócrita dictador, y sus cómplices civiles y militares que desfalcaban el estado y derramaban la sangre de valiosos e inocentes dominicanos.

Al amparo del poder el dictador se permitió mantener oculta durante tanto tiempo la justicia de esa barbarie, pero sin respetar el paso del tiempo y apoyados en los constantes reclamos de nosotros tus familiares, tu pueblo mantuvo el grito de justicia hasta llegar a la condena de los ejecutores; en cuanto a las mentes planificadoras no fue posible justiciarlos, ya que aunque fueron descubiertos estaba el bloqueo de quien dio la orden y el visto bueno, el presidente.

De todas maneras se encontraban con la realidad de un crimen inútil, probador de una inmensa gratitud porque tu pueblo se ha negado a olvidarte y de generación en generaciones va creciendo el fervor de admiración a tu sacrificio.

Tu asesinato produjo una amalgama de sentimientos distintos, desde la envidia hasta la admiración y el respeto, en lo primero tenemos hasta sus embajadores de la traición, y en lo segundo tenemos un hermano, que dice a boca llena y así lo hemos asumido como un hermano de nuestra familia, pues en tu ausencia lo demostró con gallardía, al enfrentar a un general invasor de un terreno de nuestra propiedad, esta persona goza del aprecio y respeto de la sociedad honesta por sus posturas responsables y éticas, ante hechos abusivos que laceran el derecho de los demás, el doctor Ricardo Nieves.

Por otro lado, siempre es grato escuchar anécdotas de personas que te conocieron, como es el caso de un honorable empresario de nuestro país, que te ofreció contratarte para que laboras en un diario de su propiedad, y como respuesta, tú le diste las gracias pero no pudiste aceptar por tu compromiso con el doctor Rafael Molina Morillo y publicaciones ahora, y él me dijo “que a partir de ese momento te admiraba más”. En días pasados ese distinguido empresario me recibió a su casa y entre otras calificaciones me dijo que tú eras un extraterrestre, porque fuiste diferente, ese empresario es Don Pepín Corripio, a quien le tengo una gran admiración y respeto.

Voy a escribirte un trazo de un texto hecho el 30 de marzo de 1975 por el doctor Vinicio Castillo, quien aún te recuerda con mucho dolor y no ha ocultado su gran admiración por ti:

“Los campesinos ignoran que el trágico viento del crimen arraso su mejor cosecha, ¡que eras tú!, Más algún día tendrán el espejo de su joven muerto, inocente, puro, sonriente, honrado, por la inmolación en su causa inmensa. Porque tú eres no tan solo eras el corazón secreto y distante del campo nuestro, Ya lo sabrán cuando el mañana desgarre de su ignorancia las sombras y sea el regocijo y su suerte recordar tu ejemplo; viva tu nombre.

Por último, y por la importancia de recordarles a las nuevas generaciones el sentir sobre Orlando, de un líder de masas de la estatura del doctor José Francisco Peña Gómez, quien dijera, “Orlando Martínez nos partencia a todos, los perredistas lo han llorado no solo como la pérdida de un dominicano excepcional, sino también como la desaparición de un entrañable compañero, porque él supo defendernos de la calumnias y combatirnos cuando lo juzgo conveniente, pero sobre todo supo poner por encima de las banderías políticas su intransigente defensa de la verdad”

A sido mi intensión en este momento que me encuentro en la edad promedio en la cual han desaparecido nuestros padres y todos mis hermanos de sangre, expresar mi percepción y lo compartido y vivido a tu lado, que fue todo el tiempo que viviste en esta tierra, me niego a aceptar que una persona que se entregó con la vehemencia con que lo hizo Orlando, en esos oscuros momentos de nuestra historia, donde claramente nuestro pueblo encontró en MICROSCOPIO la voz de la dignidad, nadie puede pensar que Orlando escribiera una cosa y pensara otra, y mucho menos que fuera usado por ningún movimiento político para fines oscuros; recuerdo lo que dijo el doctor Rafael Molina Morillo, cuando se le pidió que aceptara que una ampliación planeada en el Museo dedicado a tu legado y recuerdo en San Juan de la Maguana, llevara su nombre, para que vuelvan estar juntos, el contesto: “Imposible, no tengo ese merito, nadie lo tiene, nadie es tan puro como Orlando Martínez, y luego el contenido de sus escritos eran verdades que solo una persona con tanta alta moral era capaz de decirla en esa jungla que se vivía.

Orlando el dolor que nos trajo tu arrojo no es comparable con el bien que le hiciste a tu patria y muchos menos con el orgullo que heredamos; en buen dominicano ofrendas respeto, amor y gratitud.

Seguiremos conversando en la noche, en el silencio y la sagrada quietud que nos brinda nuestra cómplice, la almohada.

Tu hermano de sangre, vida, alma y corazón, Sergio Martínez H.

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