Ideando
Las vueltas que da la vida
Por allá por los años 80, mientras transitaba de oeste a este mi prima Guillermina, un enorme charco de agua le sorprendió en plena avenida 27 de Febrero, y dada su condición de aprendiz conduciendo, no supo manejar la situación y el vehículo se estrelló en un poste del tendido eléctrico. El impacto, unido al hecho de que no tenía puesto el cinturón de seguridad, le sacó por el vidrio delantero y le arrojó al pavimento.
El impacto fue tan estruendoso que casi de inmediato mucha gente salió a observar el accidente (por suerte en una época en que estos episodios provocaban la solidaridad de las personas y no el interés vandálicos que prima hoy), pero una de esas personas que en ese momento cuidaba el jardín de su casa, al ver el cuerpo inmóvil de la joven, velozmente se apersonó y tomó para sí el caso y de inmediato socorrió a la víctima, no solo protegiendo sus bienes, sino también llevándole ensangrentada a la emergencia del centro de salud más cercano que en ese entonces lo era la clínica Richardson.
Por suerte para mi pariente, el accidente solo le produjo unas heridas en la barbilla que con apenas unos simples puntos de sutura quedarían resueltos.
Esta historia me la contó recientemente su hermano Bolívar Rondón, a propósito de los delitos que se producen contra las personas que se accidentan en avenidas y carreteras del país, pero también para reseñar que desde esa época, Guillermina visita periódicamente a esa persona que fue su ángel de la guarda y a la cual le dispensa desde entonces un sentimiento de gratitud eterno por aquel gesto de solidaridad humana que habla muy bien del tamaño de su corazón y su calidad humana.
Esa persona es la señora Rosa Sula Corona Caba, la madre del actual presidente de la república, Luis Abinader Corona.
Ahhh las vueltas que da la vida.