Ideando
Homenaje
Como el río “interminable que pasa y queda”, así es el dolor y la pena de ciertas ausencias que estremecen para siempre nuestra existencia.
A partir de entonces no es igual la alegría y el gozo, ni es igual el sonido de la palabra que designa ternuras, ni son iguales los días ni el ocaso, ni el llanto que sigue esa pena. Conocemos entonces sufrimientos inéditos y pesares que se quedan para siempre con nosotros.
Ese misterio que deja huellas y silencios; que perpetua imágenes en la sombra de las cosas y en el murmullo de las palabras; que deja preguntas húmedas en el recuerdo de la tragedia; que no tiene límites ni definiciones válidas; que sencillamente acontece para hacer finita la vida; es la efemérides de los días que enlutan la existencia.
Hoy reeditamos estos dolores, como homenaje a la mujer que hace dos años perdí y que fue mi compañera de vida, de trabajo, de sueños y agonías, como una manera de hacer eterno su cariño en nuestro corazón. Nunca olvidaremos su ternura, su tesón y su firmeza enfrentando adversidades. Y si es cierto que solo dejamos de vivir cuando ya nadie nos recuerda, entonces ella aún vive y este homenaje es un testimonio de ello en el segundo aniversario de su partida.

