para no reír
Cógelo suave
El título que encabeza esta columna, acompañado de un “mejor cógelo con calma”, se ha convertido en tendencia por estos últimos días en redes sociales, debido al protagonismo de dos adolescentes, al parecer hermanos.
La frase está seguida de otras con una narrativa distinta a la que me motiva a escribir hoy. El año apenas lleva doce días y yo siento que ha pasado, tanto a nuestro alrededor como en mi caso particular.
Razón por la que he tratado de convertir el “cógelo suave”, como mejor “cógelo con calma”, y hacerlo parte de mi mantra de enero. Y lo quiero compartir de igual forma a ustedes, en caso de que hayan tenido un inicio de año quizás con preocupaciones ya sea triviales o realmente graves.
Todo tiene solución y la desesperación no es más que una pérdida de tiempo y estrés adicional que sumamos a nuestro sistema sin necesidad. Esto provoca en nosotros y en los demás una angustia innecesaria.
Los problemas se enfrentan, además de “cogiéndolos suave” (sin llegar al desdén) con serenidad para tomar decisiones y que estas nos favorezcan para no demorar por la espera de una solución.
A veces somos tan jóvenes y llenos de preocupaciones que lo primero no cuadra con lo segundo y viceversa. Quisiéramos volver a ser niños. Pero eso es imposible
Preocupémonos y ocupémonos para solucionar lo que está en nuestro control o en nuestras manos. Si eso que tanto preocupa no está en nuestras manos, para nuestra suerte tampoco debe estar en la ocupación de nuestros pensamientos.
Estudios demuestran de cómo el estrés y la preocupación alteran nuestra salud, tanto a lo interno como lo externo: en nuestra piel, cuerpo y demás órganos vitales.
Se que la tarea de cogerlo suave suena un tanto complicada, pero mejor es la calma. Está asignación es tanto para mí como para ustedes.