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Ante “jauría”, apoyo a Faride

Estamos con la ministro (con o) de Interior y Policía, Faride Raful, en cuanto a que: “el país es mucho más que desorden y espectáculo”. La joven abogada, con el temple y la responsabilidad que les falta a muchos hombres en el desempeño público, carga muy pesado y es víctima del fuego cruzado de todo el que no comulga con el cumplimiento de las leyes, normas o controles elementales que una sociedad en descomposición progresiva como la nuestra necesita. El pecado de Faride, además de ser joven y mujer, ha sido el de proponerse que la ley se cumpla, y devolver la paz y el sosiego a que tienen derechos envejecientes, enfermos, hombres de trabajo y ciudadanos en general a los que la combinación de ruidos, música alta o escándalos de todo tipo no deja vivir ni en su propio hogar. Libertad no es libertinaje ni descontrol ni desborde en extremo, sin reparar en los daños y vulneración de derechos a terceros. Si no lo sabía, la exsenadora está pisando un terreno minado, donde se mueven muchos y viejos intereses, no solo a lo interno de la Policía, sino también de los establecimientos de venta bebidas alcohólicas, como colmados, colmadones y entre los organizadores de fiestas al aire, incluyendo en las vías públicas. Por eso, cabe la “prudencia” recomendada por el expresidente Mejía, pues no es de dudar que- en partida doble- haya quienes apuesten al fracaso de Faride y del director de la Policía, general Guzmán Peralta. Por eso ambos deben cuidarse. El control y el orden, como existe en toda sociedad organizada, no debe negociarse. Sin importar presión ni críticas de los “fiesteros” o los que hacen el juego. Pero, ojo: Hay que corta de plano los atropellos, salvajismo y la violencia policial. Hay videos de casos horrorosos, penosos y condenables. ¿Por qué ir a quitar bocinas a las cuatro de la tarde y ocho de la noche, como hubo casos, si el plazo era a la diez? Faride, para no exponerse y salirse del foco, debe trazar las políticas y vigilar que se apliquen y, siempre con el ojo avizor, dejar la parte operativa y el día a día al director policial y los respectivos comandantes, para que los “faos” se les peguen a los responsables directos y que cada cual cargue con lo que le corresponda. Pero eso sí, ser implacable con el uniformado que actúe con violencia, atropelle y dañe la imagen.encar-medios@hotmail.com